El helado es el postre del invierno

Ana Montes

YES

MARCOS MÍGUEZ

TANTOS CUCURUCHOS COMO EN AGOSTO En invierno sube el consumo de helado para llevar y esta temporada ha sido espectacular por las buenas temperaturas. El frío no siempre juega en contra si el sabor es bueno. 

19 dic 2015 . Actualizado a las 06:15 h.

Ya no existe la excusa de que en invierno no hay que comer helados porque duele la garganta. Nos gusta y, en su temperatura justa, está igual de frío que una caña o un cubata. La gente es heladera pero las heladerías españolas suelen ofrecer menos sabores en invierno al pensar que van a vender menos. Eso baja el consumo pero si el producto es variado y bueno, el helado puede vivir todo el año como ya lo está haciendo.

«En noviembre hemos vendido lo mismo que en octubre, y este frío fin de semana, hemos despachado igual que un domingo de agosto. Determina más la lluvia y el viento que el frío», dicen en Bico de Xeado, una de las heladerías artesanas que están triunfando en Galicia. Esta cooperativa lechera que asesora a las granjas gallegas en la producción de leche de calidad para hacer también derivados lácteos gourmet como su helado. Si hay algo en lo que coinciden los heladeros es que el helado premium gallego tiene un hueco porque nos sobra leche buena y es un alimento completo, honesto, que sabe a lo que dice saber. Además solo lleva el aire justo que aporta el proceso de mantecación mientras que el industrial ?repleto de aire para camuflar un porcentaje de leche e ingredientes mucho más inferior que el artesano? está más frío porque lo congelan mientras el artesano es fresco.

También lo tienen muy claro en La Romana (Madrid) que apuesta por buenos helados elaborados a diario para llevar a casa en menor cantidad pero más veces. Si la temperatura es la correcta, algo que valoran por debajo de 0ºC, lo justo para que esté cremoso y evitar que el exceso de frío le quite textura y sabor, no hace falta recurrir al típico gelato caldo que entusiasma a los italianos pero que «aquí no gusta porque este semifreddo nos recuerda más a la nata montada que al tradicional helado», nos cuentan. Sin pena ni gloria pasó el gelato caldo por otras heladerías del país encontrando todas la misma solución para calentarlo. Combinándolo con gofres, crepes, brownie o brioche caliente, nos encanta. Y un secreto: el de chocolate, el más consumido, es el menos frío porque no todos los sabores tienen la misma temperatura, comentan desde la célebre Capri (Vigo), que cree que esta estación es la mejor para notar todos los matices del producto porque se nota menos el azúcar.

Es cuestión de tenerlo a la vista. Por eso Vioko (Barcelona) cuenta que los clientes que entran a comprarse un pastelito, al ver el helado, pican y se lo llevan a casa, el sitio que preferimos para tomarlo aunque no importe hacer cola en la calle para comprarlo.  

¿CÓMO NOS LO COMEMOS EN NAVIDAD

El helado aún no sustituye totalmente al postre navideño en las mesas pero sí es un buen complemento. Los clásicos postres como el flan de queso, la macedonia de frutas, la tarta de manzana o el brownie pueden armarse de gracia y salero junto al helado adecuado. También algunos platos salados pueden incluirlo como un gazpacho servido con una bola de helado de manzana dentro, según proponen para YES en La Romana, que también sugiere hacer sorbetes de cava a partir de un helado como el de mandarina. En Navidad buscamos lo especial. Y un helado muy deseado es el del auténtico panettone que hace Jordi Roca (el mejor pastelero del mundo según la revista Restaurant) en Rocambolesc, Girona. Aunque de toda la vida, el de turrón nos convence a todos.