¡Yo diseñé una casa a U2!

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JOSÉ PARDO

A sus 35 años, la ferrolana María Antonia Sánchez ya ha trabajado para dos de los gurús más importantes de la decoración: Luis Galliussi y Luis Laplace. De su mano ha vestido casas de famosos, como la que tiene en Formentera la top Eugenia Silva

20 jun 2015 . Actualizado a las 05:10 h.

De niña, mientras sus compañeras de clase leían tebeos o cambiaban cromos, María Antonia Sánchez Pardo (Ferrol, 1979) se pasaba las horas dibujando planos de casas imaginarias y hojeando revistas de decoración. «No sé de dónde me viene el gusto por este mundo, porque en mi familia son todos abogados, pero la verdad es que siempre me ha encantado», cuenta sonriente. María Antonia acaba de regresar a Galicia para poner en marcha su propio estudio de interiorismo, tras ocho años puliendo su vocación junto a Luis Galliussi y Luis Laplace, dos de los gurús de la decoración más importantes del momento. De su  mano, esta gallega se ha formando un gusto exquisito como interiorista en Madrid, Londres y París, y ha tenido la oportunidad de participar en proyectos de alto copete para vestir las casas de famosos y personajes con apellido de relumbrón. 

Pero retrocedamos en el tiempo. Porque para contar bien esta historia hay que remontarse al año 2007, si quería aprender, debía volar. Por eso, tras estudiar Diseño de Arquitectura de Interiores en A Coruña y Milán, hizo las maletas y se marchó a Madrid. Allí estuvo trabajando durante dos años con Luis Galliussi, un argentino con fama de provocador, adorado por famosas como Isabel Preysler y apodado por algunos como el Ferrá Adriá de la decoración. María Antonia formó parte del equipo en su estudio entre los años 2007 y 2009 y, en ese tiempo, bajo la supervisión del imaginativo y ecléctico interiorista, pudo exprimir su talento en proyectos como la boda de Borja Thyssen y Blanca Cuesta en Segovia. Y también ayudó a llenar de color y alegría Can Eu, la impresionante casa que tiene en Formentera la modelo internacional Eugenia Silva, gran amiga y admiradora de Galliussi. «Trabajar con ella fue muy fácil, porque tiene muchísimo gusto y desde el principio nos entendimos muy bien», anota Sánchez Pardo.  

RUMBO A PARÍS

Pero a esta gallega con alma de trotamundos no le bastaba con Madrid, así que en el año 2010, «sin tener ni idea de francés», puso rumbo a París para seguir aprendiendo de los mejores. Allí se atrevió a llamar a la puerta del estudio de Luis Laplace (casualidades de la vida, otro Luis, también arquitecto y también argentino, como Galliussi), a quien María Antonia admira por su «pasión por el arte», su obsesión por el buen uso de la luz y el espacio y, sobre todo, «por su perfeccionismo y rigurosidad». La ferrolana tuvo buena suerte y Laplace no solo le abrió la puerta de su estudio, sino que también le dio la oportunidad de trabajar en los proyectos de interiorismo de un buen puñado de casas imponentes, como las que tiene en Dublín y Londres el bajista del grupo irlandés U2, Adam Clayton, o el espectacular palacete del siglo XVII que adquirió en París la artista, fotógrafa y directora de cine estadounidense Cindy Sherman. 

«Trabajar con famosos no tiene nada de particular; al final te das cuenta que es gente como tú, con las mismas preocupaciones y sentimientos, y la verdad es que yo siempre he tenido una relación estupenda con toda la gente con la que he trabajado», cuenta María Antonia sin darse importancia.

Pero estábamos en París, en el estudio de Luis Laplace. Como nuestra protagonista no sabe estarse quieta, cuando llevaba dos años con el prestigioso interiorista decidió abrir un paréntesis para marcharse a Londres. Allí se especializó en antigüedades del siglo XX en la prestigiosa casa de subastas Sotheby´s y, una vez conseguido el reto, regresó a París para seguir colaborando con Laplace.  

Desde entonces su lista de clientes con pedigrí no ha dejado de crecer. En los últimos tiempos, el buen hacer de María Antonia le ha llevado a trabajar en los hogares de otros muchos personajes VIP, desde París hasta Nueva York, pasando por Ibiza o la exclusiva estación de Gstaad, por donde cada invierno desfilan  miembros de la realeza europea y estrellas de fama mundial. Pero algo ha debido de tocar un resorte en su interior. Porque María Antonia ha decidido regresar al nido, aunque eso no signifique que renuncie a trabajar fuera de Galicia, como demuestra la feria de antigüedades que próximamente organizará en México. Con un pie puesto en A Coruña y otro en Madrid, su intención es seguir haciendo «interiorismos para que la gente se sienta cómoda». «Me espantan las casas de catálogo, que no dicen nada del sitio en el que están. Yo creo que no se puede hacer una casa igual aquí que en Ibiza, porque el entorno es completamente diferente. Me gustan las casas que hablan del lugar donde han sido construidas y en las que lo mismo puedes meter un mueble de tu abuela que una obra de arte del siglo XX. Para mí, la mezcla de estilos y de épocas es fundamental», contesta cuando se le pregunta por el carácter que destilan sus trabajos. Llegados a este punto, no podemos dejar escapar a María Antonia sin antes preguntarle por los grandes «hits» de la temporada. Uno por uno, para ir haciendo el recuento con orden, los va apuntando en una preciosa agenda de AD, la biblia del interiorismo, en cuyas páginas han tenido la ocasión de aparecer, en más de una ocasión, los trabajos de la gallega.

Como primera tendencia, sin titubear ni un momento, María Antonia señala a los años 50 italianos. «Se llevan muchísimo las casas a lo Mad Men, con diseñadores como Gio Ponti, que es lo que más cotiza ahora mismo», advierte. También suben valores en el mercado de la decoración el latón ?«tanto en grifos como en lámparas y en apliques de los baños»?, el rosa palo y el verde y los tejidos de terciopelo para tapizar butacas y sofás. María Antonia apuesta además por el bambú y los paneles de madera en las paredes. Y no oculta su pasión por la cerámica. «Ahora se llevan muchísimo las piezas de los 60 del francés Georges Jouve, pero a mí me encanta Sargadelos; pienso que a la hora de decorar una casa es bueno mirar hacia atrás, volver a las raíces y rescatar aquello que nos identifica», reivindica. 

  Por último, la interiorista aconseja escoger con mucho mimo las sillas y lámparas, a las que compara con los bolsos y los zapatos a la hora de vestir, así como buscar inspiración en Pinterest y escaparse de vez en cuando de compras a  Portugal. «La gente tiende más a ir a Madrid, pero en diseño Oporto es un auténtico diamante en bruto», advierte. Y, para terminar, al preguntarle por su casa ideal, no lo duda ni un segundo: «Me encantan las del arquitecto vigués Pepe Bar Boo. Es lo más».