David Bustamante: «Lo único que me he dejado en el camino es mi intimidad»

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A sus 33 años dice haber alcanzado el grado suficiente de madurez como para saber lo que quiere y cómo conseguirlo sin perder la esencia de lo que fue, un chaval de pueblo al que le cuesta verse convertido en icono de tendencias 

13 jun 2015 . Actualizado a las 09:20 h.

Ha pulido cuerpo y maneras. Ha atemperado el carácter y ha ganado en serenidad y experiencia sin perder grandes dosis de frescura. De aquel incontenible y espontáneo David Bustamante que en el 2001 se mostraba a corazón abierto a través de la primera edición de Operación Triunfo se ha pasado en el 2015 a un Bustamante ?artísticamente ya evita el nombre de pila? más reflexivo y sereno, consciente de la trascendencia de que funcionen al milímetro cada una de las piezas del complejo engranaje que gira a su alrededor. Esa madurez tiene también reflejo en su música, de la que ya no es mero intérprete. Su último disco incluye un puñado de canciones con música y letra de autoría propia.

-Y el disco ha funcionado. ¿Quiere eso decir que a la gente también le gusta lo que hay en el trasfondo de Bustamante, más allá del personaje que da la cara en el escenario? 

-Me encantaría que fuera así pero soy consciente de que en ese terreno aún estoy dando mis primeros pasos y no quiero darlos en falso. Intento hacerlo con la mayor dignidad y respeto posible. Para mí es una satisfacción enorme que la gente lo acepte. Así que imagínate lo que supone que este último disco, Vivir, haya sido el que mejor ha funcionado.

-¿A qué crees que ha sido debido? 

-Cuanto más maduro se hace uno, y yo ya he cumplido los 33, vas sabiendo mejor qué es lo que te sienta bien, qué es lo que quieres expresar y de qué manera. Y yo ahora ya me siento capaz de ello. Por eso me he atrevido a componer algunas canciones y algunas letras.

-Siempre se le recuerda su pasado humilde y su paso por la empresa familiar de construcción. ¿Bustamante representa el triunfo de la gente corriente?

-Así lo siento y estoy muy orgulloso de ello. Soy consciente de que mi público me quiso primero como persona y que luego admiraron mi trabajo. Y sé que ha sido en ese orden. Pero no es algo que haya buscado de forma premeditada. Yo no sabría ser de otra manera. Los de mi generación ya no hicimos la mili pero yo trabajo desde los 15 años y eso me hizo espabilar y saber lo que cuestan las cosas.

-¿Cuál ha sido la lección más importante que ha aprendido en su trayectoria como artista? 

-A ser agradecido con las personas que te han ayudado en el camino y a dejar siempre un buen poso a nivel personal. Porque en este mundo nunca sabes quién te va a esperar a la vuelta de la esquina. Yo todas las mañanas cuando me levanto lanzo tres besos al aire en agradecimiento por lo que tengo.

-¿Y qué cosas de David Bustamante se han ido quedando por el camino

-Mi intimidad. Es tan beneficiosa para terceros que ya no la tengo si no es de puertas de mi casa para adentro. Ahí sí que sigo siendo el David de siempre. Pero una vez que salgo de mi casa ya soy Bustamante. Y soy consciente de que cualquier cosa que diga, como en los juicios, puede ser utilizada en mi contra. Pero lo que más me duele de todo eso es que tengo una hija de seis años que no tiene por qué estar pagando ese peaje.

-Siempre te has definido como un soñador y me atrevería a asegurar que se han hecho realidad más sueños de los que pensabas. Pero ¿cuál te queda aún por cumplir?

-Siempre quedan sueños por cumplir. Cuando llego a un techo lo empujo hacia arriba porque la vida, si piensas que lo has conseguido todo, es muy aburrida. Tengo 33 años  y me gustaría estar cantando otros 30 por lo menos. Ese es un sueño. El otro es ver feliz a mi familia y mantener lo que ahora tengo.

-Ser permanentemente optimista ¿es una actitud innata en ti o una autoimposición para poder seguir adelante? 

-Creo que hoy por hoy debe ser una actitud obligatoria para un artista. Hay días malos, claro que los hay. Hay días que discuto con mi pareja o con mi hermano o que no me salen bien las cosas, pero yo no tengo por qué contarle a la gente mis tristezas ni contagiárselas. Creo que el intentar animar a las personas incluso cuando tú no estás bien es un acto de generosidad. Yo siempre intento exponer el lado positivo de la vida pese a que las cosas estén muy mal. Soy consciente de que la gente está muy quemada. Por la economía, por los desahucios, por las injusticias políticas... Pero aún así, en mí siempre encontrarán una canción bonita a la que agarrarse.

-Eres la imagen de varias marcas, cuidas mucho tu aspecto, tienes tu propio perfume... ¿Ambicionas ser un «it boy»?

-En cuestiones de moda, es mi mujer la que sabe mucho de eso, no yo (se ríe). Yo soy presumido y me gusta cuidarme pero no soy un apasionado de las tendencias. Soy más apasionado de un estilo de vida. De la vida sana y del deporte. Ahora, por ejemplo, he tenido una lesión de hombro y he estado cuatro meses sin poder ir al gimnasio. Y tengo que reconocer que más allá de la cuestión física el no poder ir me entristecía. Porque hacer deporte muchas veces resulta duro pero es después tan gratificante y reconfortante que compensa. Es mi droga natural.

-¿Qué es lo que nunca falta en tu camerino?

-Pues mira, te voy a confesar dos secretos. Uno, la laca para el pelo. Y el otro es mi truco para la voz: agua con hielo y miel.