Uxío González: «Seguirei en activo ata que me metan nunha caixa de madeira, pero que non sexa de eucalipto»

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El presidente de los comuneros de Vigo recuerda la situación de «medievo» de los montes hace 40 años y pide el mismo trato para los vigueses del centro y de las parroquias

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació en el Pirulí de Vigo hace 64 años. En pleno centro de la primera ciudad de Galicia, rodeado de asfalto y tráfico. Aquello duró un suspiró. Fue salir del antiguo Hospital Xeral (hoy Cidade da Xustiza) e instalarse en su barrio natal, Carballal, en Bembrive. «Pegadiño, pegadiño ao monte. Os meus pais tamén estaban moi ligados, por forza. A caza, coller madeira para a lareira ou a cociña de ferro. Todo comezou daquela», explica Uxío González, el rostro más visible de los comuneros de Vigo y la voz que más se alza en defensa del rural municipal; aunque sea a base de lanzar dardos contra su partido, el PSOE, o el que se tercie.

Pero antes que comunero, militante y concejal (1999-2003), Uxío fue niño. El escenario de aquello no se entiende sin sus ochos hermanos y la experiencia pisando los montes de Bembrive. «Con sete anos levaba a pastar ao gando. Na casa había vacas, bois, cabalos... A relación co monte nace daquela e segue vixente», confiesa.

Su juventud tuvo el mismo patrón rural. Fueron tiempos de contención. Los montes, entonces, eran propiedad del Estado. Pero entre quienes los poblaban germinó un activismo para recuperar el movimiento comunal. Pero con 24 años mudó de parroquia, «por casamento». Se instaló en Saiáns, donde sigue residiendo hoy en día y dirigiendo la agrupación local de comuneros, además del mancomunidad que aglutina a todo el movimiento comunal de Vigo.

También ejerce de padre de tres hijas y de abuelo de un pequeño y una pequeña. Pero ni el placer que le supone ejercer de abuelo mata el nervio de seguir reivindicando lo mejor para el rural local. «Seguirei en activo ata que me metan nunha caixa de madeira, pero que non sexa de eucalipto, mellor de carballo ou de castaño», dice con esa sonrisa a media hasta tan suya y que expresa la ironía que acompaña buena parte de su discurso.

González se implicó en el movimiento vecinal antes que en el comunal. Mediaban los años ochenta y sobraba motivación para sacar a las parroquias del «medievo». Luego se restableció el movimiento comunal: «Os montes estaban abandonados. Ata entón eran os concellos os que máis ou menos xestionaban os terreos e facían dúas cousas principalmente: retirar madeira e meter o lixo que non querían nas cidades en forma de vertedoiros. Había tanto por facer... e por sorte hoxe podemos dicir que estamos mellor. Instalouse saneamento en case todo o rural e outras melloras básicas. Pero queda moitísimo por facer aínda, moito, moito. Non se pode entender que a estas altura teñamos un problema de inseguridade vial nas parroquias. Xa non pedimos beirarrúas como as do centro de Vigo... pero polo menos que se pinten ou sinalicen espazos que delimiten por onde circulan as persoas e por onde van os coches».

Inseguridad vial

Pero la lista de reivindicaciones de este veterano con ganas de seguir en la primera línea es mucho más extensa. Reclama limpiar las cunetas o que el transporte público llegue en buenas condiciones y regularidad a las parroquias para dar el mismo servicio a los vigueses del centro que a los residentes en el extrarradio —«porque todos deberíamos ser iguais e non xerar diferenzas», denuncia—. A mayores, la eterna reivindicación de los comuneros de Vigo desde que el fuego se adentró en Vigo en el 2017, demostrando que la ciudad no estaba preparada para repeler las llamas por la falta de un plan concreto. Aquel día fueron los ciudadanos los que apagaron el fuego con cadenas humanas.

González desde entonces no ha dejado de reclamar junto a su colectivo una barrera contra las llamas llamada anillo verde. Supone un proyecto a largo plazo, que el alcalde aseguró hace siete años que sería una prioridad y hoy está aparcado en un cajón envuelto de plazos incumplidos. «Esa é unha das decepcións que teño co meu partido, como todo o que ten que ver en como se xestionan as cousas dende o partido. Con quen estou moi decepcionado é con Ángel Rivas, concelleiro de Montes, Parques e Xardíns, e a sua vez secretario de organización do partido en Vigo. Pero o Concello ten que priorizar gastos. Resulta evidente que o Concello ten cartos para todo, pero non elixe ben. Gasta todo no centro e deixa ás parroquias de lado. O anel verde é un exemplo, pero o ascensor novo que comunica Vialia con García Barbón é outro exemplo. De verdade era necesario gastar tantos millóns nese proxecto? Penso que estamos perdendo o norte para acabar desatendendo os vigueses que viven nas parroquias en favor dos que residen no centro. E mira que son un defensor do proxecto Vigo Vertical. As escaleiras que se instalaron en moitas rúas son unha gran idea, incluso a rampla de Gran Vía, polo menos nun tramo. Pero co Halo creo que se foi de madre e iso non pode ser».

Su primer trabajo: primero y único, instalador de calefacciones. Empezó con 14 años y ejerció 49.

Su mejor viaje: a Italia, visitando varias zonas, pero la que más le gusto fue Venecia.