Carlos y Jorge están al frente de la viguesa joyería Pato, que nació en el mercado de A Pedra hace casi 60 años y liquida existencias para abordar una próxima reforma y ampliación del local en la misma plaza
22 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.A mediados de los años 60, el matrimonio formado por Antonino Pato y Elvira Barreiro hacía las maletas y ponía rumbo a Vigo desde su Ourense natal para poner en marcha su primer negocio de joyería y relojería, un sector en el que ya había antecedentes en la familia y que, de hecho, dejó una parte en la ciudad de As Burgas. Era una época en la que el entramado comercial de Vigo crecía sin parar animado por la llegada de emprendedores que entonces nadie llamaba así. Abrir un negocio no tenía tanta literatura. Era una salida común e igual de esforzada que ahora, solo que con menos vacaciones, porque por entonces los establecimientos no cerraban nunca y en Navidad, hasta se encargaban de pagar la factura de la modesta iluminación de las calles.
Antonio y Elvira estuvieron vendiendo relojes y joyas durante décadas, hasta su jubilación, y fueron relevados por su hija, Asunción Pato, y su yerno, Augusto Pato, conocido como Tito. Ambos, que eran primos, de ahí la repetición de apellidos, se jubilaron recientemente. La joyería llegó a tener tres tiendas abiertas a la vez. La primera fue la del mercado de A Pedra, la segunda en la misma plaza, donde están ahora, y la tercera, en la Porta do Sol, en noviembre 1989, donde más de tres décadas. «Mi madre se retiró cuando se cerró esta última, hace un par de años, y mi padre un poco antes», cuenta Carlos, el hijo mayor, sobre su emplazamiento en el kilómetro cero, cuyo cese tuvo que ver con la caducidad del contrato del local de propiedad municipal que el Concello de Vigo recuperó.
Junto a su hermano, Jorge, encarna la tercera generación de un negocio con solera que ahora está en plena liquidación, pero no porque vaya a despedirse sino todo lo contrario: «La idea es continuar aquí y darle un cambio a la tienda, hacer una ampliación, modernizarla y ponernos un poco al día», explica el responsable añadiendo que ya tienen el proyecto listo, pero no la fecha de arranque. Para dar salida a toda la mercancía han puesto a la venta a mitad de precio de lo que marca cada producto que está a la vista, en exposición. Y no es poco, porque la tienda es un sinfín de vitrinas y escaparates donde hay de todo y para todos los bolsillos.
Carlos y Jorge crecieron entre relojes, metales y piedras preciosas y desde muy jóvenes tuvieron claro que querían seguir por la misma senda profesional que sus antecesores. Sobre todo el mayor, que recuerda que salía del cole corriendo para el local de sus padres, pero no para hacer los deberes en la trastienda, como tantos hijos de comerciantes, sino para ponerse detrás del mostrador. Jorge, sin embargo, comenzó la carrera de informática aunque regresó al redil joyero y entre otras funciones, se encarga de toda la parte digital, como la web con venta online (www.joyeriapato.com) de la que disponen desde el 2006.
Los hermanos Pato Pato tienen como aliadas a dos expertas dependientas que acumulan una valiosa experiencia. María Cabaleiro lleva 32 años en la empresa y su compañera Rosa Abalde, prácticamente el mismo tiempo. «Comenzamos casi a la vez, con unos meses de diferencia», recuerda María, que se estrenó en Porta do Sol. Su padre era relojero de oficio y hacía sus arreglos, pero hace años que de los arreglos de piezas, excepto cosas pequeñas como cambios de correas y de pilas, se encarga un artesano de confianza al que derivan todas las encomiendas que surgen.
El entorno del Casco Vello es el paisaje natural de esta familia que ahora ve pasar a cientos y cientos de personas persiguiendo el brillo de las luces de Navidad en la época de venta más importante del año para el sector.
Aunque los relojes parecen haber sido sustituidos por los teléfonos móviles para consultar la hora, el comerciante asegura que la gente los sigue demandando como antes. «Es un elemento decorativo y útil que gusta y sobre todo en el caso de los hombres, en muchos casos el reloj es el único adorno que se ponen y le dan mucha importancia», advierte. «A las mujeres también, pero ellas llevan más piezas que pueden suplirlos», reflexiona. Como en todos los sectores hay tendencias y en el mundo de la relojería siguen de moda los modelos japoneses. Los Casio vintage que hicieron furor hace unos años no han perdido vigencia. Y en cuanto a los metales, destaca los acabados en oro amarillo, pero el rango de gustos es muy amplio y no detecta ninguna petición masiva en la actualidad.
Carlos tiene una hija de once años y asegura que la pequeña quiere seguir sus pasos. Aún encima, la cuarta generación añade creatividad artesana al negocio. «Ha hecho unas pulseras con sus amigas y las querían vender», cuenta divertido el padre.
Desde 1965
Dónde está
Praza de A Pedra, 3. Vigo