Estudian las larvas de calamar en el entorno de Cíes para mejorar la gestión del recurso

Soledad Antón García
Soledad Antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

S. A.

el proyecto, liderado por el Instituto de Investigaciones Marinas, ha permitido identificar la entrada de parásitos a través del zooplancton

16 ene 2018 . Actualizado a las 17:07 h.

Disponer de todos los datos posibles sobre la vida de los calamares desde el momento en que eclosionan las larvas, pasando por la alimentación, épocas de reproducción..., en suma todo lo que puede ser de interés para mejorar la gestión del recurso y establecer las épocas de veda. Es el objetivo del proyecto Caleco, que lidera el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y que coordina el vicedirector del centro, Ángel González. «Trabajar con las fases larvarias nos va a permitir anticipar lo que va a pasar en el futuro», afirma.

La zona elegida para realizar el trabajo ha sido el entorno de Cíes. «Las islas son como una guardería tanto para los calamares como para el pulpo. A medida que van creciendo se van desplazando hacia aguas libres para volver luego hacia la costa y asentarse», explica González, que subraya que se trata de un recurso de gran importancia socioeconómica en Galicia.

Precisamente por ese motivo la obtención de datos precisos se hace especialmente necesaria. En este sentido, el estudio es pionero en hacer una estimación de la edad de las diferentes especies presentes en la zona, lo que permitirá calcular tanto las épocas de eclosión como las tasas de crecimiento y la mortalidad. Los cálculos de estos parámetros, además de la abundancia, son necesarios para mejorar la ordenación pesquera.

El equipo de Ecobiología del centro lleva prácticamente dos décadas recogiendo larvas de calamar para realizar diferentes trabajos de investigación. «Tenemos mucho camino andado en este campo», asegura, hasta el punto de ser pioneros a nivel mundial en identificar la dieta de las larvas en la naturaleza. Esta larga trayectoria les permite ahora constatar, entre otras cosas, que en relación con las que capturaban hace siete u ocho años «se han reducido a la mitad».

Pero también reconoce que hasta ahora pensaban que las larvas correspondían a una única especie, la común, pero gracias a la implantación de las técnicas moleculares han descubierto que hay una segunda, la puntilla, mucho más abundante. «El calamar común ha descendido sobremanera. Cual fue nuestra sorpresa cuando empezamos a analizar genéticamente las muestras y nos dimos cuenta de que el calamar común no llegaba al 20 %. De ahí la importancia del control», asegura.

Esta caída en picado de la población tiene varias explicaciones posibles. Entre ellas, la mayor o menor abundancia de zooplancton vivo, del que se alimentan las larvas. «Si no hay una buena temporada de vientos del norte que haga que se enriquezcan las aguas, no hay nutrientes; si no hay nutrientes no hay fitoplancton, y si no hay fitoplancton no hay zooplancton». También influye el cambio climático y, «por supuesto, actuar de forma irresponsable por ejemplo aumentando la presión pesquera».

El proyecto Caleco está permitiendo también constatar la existencia de una vía «muy importante» de entrada de parásitos, fundamentalmente anisakis, en el zooplancton. «Hemos identificado uno de los huéspedes más importantes como vector de entrada de los anisakidos en las redes tróficas marinas y es en el que nos estamos centrado», señala.

La elección de las Cíes para desarrollar el trabajo de campo obedece a que en su entorno se dan las condiciones ideales para hacer estudios a largo plazo. «No vales de nada hacer un proyecto a dos o tres años. Se necesita un monitoreo mucho más amplio. Los trabajos de monitoreo no son complicados y no son caros, así que si queremos preservar nuestros recursos tenemos que hacer algo para ello».