Las ostras

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

30 dic 2016 . Actualizado a las 09:55 h.

Como en Vigo somos unos fenómenos, uno de nuestros lugares más emblemáticos es la calle de las ostras. Pero no existe, aunque todo el mundo la conozca así. De hecho, es difícil encontrar demasiados vigueses que recuerden fácilmente su nombre real: rúa Pescadería.

Por desgracia la ostra no está en nuestro callejero, como tampoco tienen calle ni la sardina ni el pulpo. ¡Con todo lo que les debemos!

Que la calle de las ostras ni siquiera se llame así es otra de nuestras soberbias estrategias para marear al turista. Porque, al lío con el nombre, se suma haber situado la rúa más buscada de la ciudad en un estrecho y sombrío callejón, en la trasera de un edificio con nada menos que 19 alturas.

¿No había en Vigo un sitio bonito y bien ventilado donde servir a los turistas unas ostras? Pues parece ser que no. A nadie se le ocurrió buscar un lugar soleado y con hermosas vistas, pese a que nuestra ciudad nos sorprende en cada curva con un espectacular mirador. Salvando las distancias, fuimos a poner las ostras en un lugar que recuerda a esos callejones de Nueva York donde en las películas no suelen pasar cosas buenas a los protagonistas.

Pero las ostras siguen teniendo su atractivo particular. De hecho, este mismo año abrió una ostrería en el Casco Vello. El nombre no puede ser mejor lanzado: Pedrín. Para exclamar «¡Ostras, Pedrín!».

Así que algo deben de tener las ostras de Vigo que son muchos quienes cada diciembre tienen una cita ineludible con ellas. Será en la mañana del día 31, como una forma de despedir el año. Y, sea por tradición o por superstición, lo cierto es que los fieles de la mañana de Nochevieja en la rúa Pescadería son incondicionales.