Paramos comienza a reconstruirse

mónica torres / M.Moralejo TUI / LA VOZ

TUI

M. Moralejo

Ocho familias de la zona cero de Tui tienen ya licencia para volver a levantar las viviendas que la explosión del almacén pirotécnico borró del mapa el 23 de mayo

25 abr 2019 . Actualizado a las 10:17 h.

«Paramos comienza a reconstruirse». Once meses después de que una bomba de material pirotécnico almacenado de forma clandestina barriese la parroquia, «comienza a verse la luz». El presidente de la plataforma de afectados, Salvador García, transmitía así el sentir de los afectados. La limpieza de la zona cero, 25.000 metros cuadrados de escombros a los que quedaron reducidos los hogares de más de una treintena de familias, han acabado. «Ahora vemos una parroquia destrozada pero limpia», señalaban ayer a pie de campo los vecinos, que siguen luchando por borrar las dantescas imágenes de la tragedia. La semana que viene se retiraran las vallas que circundan el perímetro, pero el escenario actual es ya una nueva hoja en blanco sobre la que ya han empezado a dibujar.

«26 familias de la zona cero han pedido la licencia para comenzar la reconstrucción y ya hay ocho concendidas. La semana que viene pondrán las primeras piedras, en cuanto quiten las vallas», confirma la plataforma. Paramos nunca volverá a ser la misma parroquia. Imposible olvidar, especialmente la pérdida de dos personas, pero el barrio de A Torre, epicentro de la explosión del 23 de mayo resurgirá para crear nuevos recuerdos. «Tres familias decidieron rehacer sus hogares y sus vidas fuera de la parroquia, y muchos de los que perdieron segundas viviendas desistieron directamente. De hecho, hay tres parcelas justo detrás del almacén que explotó, en la que solo se sostendrán los esqueletos de lo que fueron», avanza Salvador García, apuntando la necesidad de consensuar una fórmula con las administraciones implicadas para buscar una solución a los huecos con muros en los que nunca más volverá a haber un hogar.

Hoy es un día decisivo también para Paramos después del 23 de mayo del 2018 ya que el pleno aprobará la la dotación del crédito y la ordenanza que regulan las ayudas más de 850.000 euros del Fondo de Emergencia habilitado con un millón de euros (ampliable), con cargo al remanente de tesorería, para los afectados por la catástrofe. Así, los 857.000 euros que todavía atesora el Fondo de Emergencia, porque los otros 140.000 euros ya se emplearon en la compra de menaje del hogar y arreglo de vehículos) se destinarán a la reconstrucción de viviendas. «Es fundamental porque con estas ayudas se equiparan las segundas viviendas con las primeras en el tema de las subvenciones y, por lo tanto, se abre la mano a los vecinos que ya habían tenido que renunciar a su sueño de reconstruir», destacan desde la plataforma de afectados.

Las posibilidades eran muy limitadas hasta ahora. La Xunta concedió hasta 125.000 euros para primeras viviendas de 120 metros cuadrados de superficie o más y hasta 49.000 para las segundas residencias. Esas ayudas iniciales no tuvieron más respaldo. «Las del Estado solo llegaban a 15.000 euros y en el caso de primeras viviendas para unidades familiares cuyos ingresos no superaran el salario mínimo, pero, para las segundas residencias no contemplaban ni un euro», recuerda Salvador García. «Hay personas que desistieron por falta de ayudas par reconstruir, pero también quienes prefirieron no volver para poder pasar página», apunta.

No se dan plazos. Solo para poner las primeras piedras de los nuevos hogares, que será tras la festividad el lunes del patrono de los tudenses. Hoy será además jornada de ventas solidarias en el mercadillo. La última para los bomberos de O Baixo Miño que pusieron en marcha hace meses una campaña, respaldada por el resto de parques del Consorcio Provincial contra Incendios de Pontevedra, para recaudar fondos para afectados con la venta de camisetas.

Once meses en una montaña rusa de trámites y esperas en el exilio

Once familias están en otras casas de alquiler subvencionadas por la Xunta, para ocho son segundas residencias y las demás están con familiares o les paga algún seguro el alquiler. Los afectados de la zona cero han trabajado su regreso desde el exilio forzoso, teniéndose que preparar para comenzar, también de cero. «Ha habido momentos durísimos, otros mejores y sobre todo, mucha lucha», explican. «El primer balón de oxígeno fueron las ayudas de la Xunta, por la velocidad de reacción también. Fueron 125.000 euros euros, casi inmediatos», recuerda. Septiembre fue un mes agridulce. «La declaración de zona gravemente afectada por una emergencia de protección civil fue un gran alivio, pero vivimos con la espada de Damocles porque no había exención fiscal para las ayudas», señal la plataforma. «El verdadero antes y después fue cuando no por el decreto, sino por el informe vinculante de Hacienda quedaron libres de declaración. La gente volvió a sonreír», dice.