Minifundismo

MOS

28 jul 2017 . Actualizado a las 19:22 h.

Ayer en el aeropuerto me sentí como un personaje de Noche en la Tierra, de Jim Jarmusch. En uno de los pasajes del filme, el protagonista toma un taxi en Nueva York y el chófer resulta ser un tipo recién llegado de Alemania Oriental que no conoce en absoluto la Gran Manzana. Así que el pasajero termina al volante, llevando al taxista, mientras nieva sobre Manhattan y suena la colosal banda sonora de Tom Waits. En mi caso particular, sonaba Federico Jiménez Losantos y hacía sol. El parecido estaba en el despiste del profesional del volante. Porque vivo yo en una calle bastante céntrica, situada a 200 de la plaza de España. Y que no es especialmente pequeña: tiene 24 números. Sin embargo, el taxista era de Mos y no conocía las señas. Aunque conseguí guiarlo hasta mi destino sin tener que tomar yo mismo el volante. Tras pagar los 22,27 euros de la tarifa fija, me pregunté cómo es posible que puedas tomar un taxi en la parada de Peinador cuyo conductor no conozca el callejero de Vigo. Y es posible. Porque no se le exige este conocimiento a los taxistas de Mos ni de Redondela, que prestan el mismo servicio en el aeropuerto vigués. Los taxis de Mos en Peinador se justifican porque una parte de los terrenos aeroportuarios pertenecen a ese ayuntamiento. Con tal argumento, en el Charles de Gaulle habría solo 3 taxis, los de Roissy-en-France, municipio de 2.367 habitantes que acoge el aeropuerto parisino. Y en Heathrow solo operarían los taxis del municipio de Hillingdon. En Barcelona, solo estarían los chóferes de El Prat de Llobregat. Pero Peinador es así. Son cosas de nuestro minifundismo. Que no da servicio, pero da votos.