El SOS de Proyecto Gato: desbordados por los abandonos y la falta de ayudas

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

M.MORALEJO

La asociación suple a los ayuntamientos que incumplen la Ley de Bienestar Animal

29 abr 2024 . Actualizado a las 22:55 h.

La única asociación que da cobijo exclusivamente a gatos abandonados está sobrecargada de trabajo y con una gran falta de medios. Necesitan más voluntarios para trabajar en su albergue de Prado (Gondomar), así como casas de acogida y socios que contribuyan al sostenimiento económico de su proyecto. Proyecto Gato da cobijo a más de 300 felinos rescatados de la calle y cubre todos sus gastos veterinarios, de alimentación e higiene. Proceden de colonias o han sido atropellados, envenenados o tirados en contenedores.

La factura para cubrir todas las necesidades de los felinos ronda entre los 180.000 y 200.000 euros anuales, según Fátima Lago, miembro de la asociación. Los gastos veterinarios se disparan porque la salud de los gatos es muy delicada y ellos no reparan en gastos si su vida está en peligro. «Son muy complicados. A diferencia de lo que piensa mucha gente, no tienen siete vidas. Padecen muchas enfermedades», afirma Fátima. Encargan más de 500 cirugías al año, así como tratamientos de quimioterapia, de células madre y numerosas pruebas como tacs o radiografías. El ingreso de los gatos en las clínicas cuando es preciso también eleva mucho los gastos veterinarios.

Sin embargo, el apoyo que reciben de las administraciones públicas es insuficiente para poder afrontar todos estos gastos. Tienen que ser fundaciones de Holanda y de Alemania las que presten apoyo económico para poder seguir funcionando. Las aportaciones de los socios y las campañas de recaudación de fondos que llevan a cabo en diferentes eventos también son una importante fuente de ingresos, pero sin embargo, no llegan para cubrir todos los gastos que necesitan para tener a los gatos en buen estado de salud y libres de enfermedades. «Tenemos deudas de miles de euros con veterinarios, que nos van dando plazo para poder pagarles», afirma Fátima.

Proyecto Gato se está haciendo cargo de unos gastos que, por ley, les corresponderían a los ayuntamientos. La entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal no ha supuesto un mayor compromiso de los ayuntamientos con los animales abandonados. «Por ley están obligados a hacerse cargo de los animales abandonados y a tener un programa de castración de colonias felinas, pero no lo están cumpliendo», lamenta Fátima.

En sus 17 años de trabajo, Proyecto Gato nunca había estado tan desbordado porque, pese a que ahora disponen de unas instalaciones muy adecuadas para los gatos que rescatan, no paran de recibir peticiones de ayuda de toda la provincia e incluso de Portugal. Atrás dejaron los locales en A Madroa y en Coia, donde no podían tener a los gatos en buenas condiciones. «Antes estábamos en un sitio carcelario total», recuerda Fátima.

Los felinos cuentan ahora con amplias salas que tienen salidas protegidas al exterior. Cada una de las seis salas alberga a unos 40 gatos, además de otras zonas de cuarentena y enfermería. La nave donde los atienden se encuentra en un terreno de más de 20.000 metros cuadrados con muchas posibilidades para crecer y organizar más actividades. Encontrar este sitio fue una labor ardua. Ya llevan cuatro años aquí y, pese a que tienen que pagar un alquiler de más de mil euros al mes, es un buen lugar para los gatos porque son muy amplias y las temperaturas son suaves en invierno. Sin embargo, el número de avisos de gatos abandonados se ha multiplicado por cuatro respecto a cuando estaban en Vigo.

Tienen muchas llamadas desde O Porriño y atienden a concellos como Salvaterra, Moaña, Crecente o A Cañiza. Su refugio se ha convertido en una referencia para toda la provincia, porque no existen otras instalaciones de este tipo. «Hay una demanda de auxilio brutal y nos vemos en una situación de súper mega desborde. Cada vez nos entran más animales y cada vez tenemos más peticiones de ayuda y los gastos nos desbordan», alerta Fátima. Para poder dar una adecuada respuesta, necesitan contar con más recursos, tanto económicos como de voluntarios que echen una mano con todo lo que hay que hacer. «Mucha gente se cree que, como estamos aquí, podemos atender a todos los gatos del mundo y no es así», afirma Fátima. La asociación se encuentra en una situación perentoria. «Necesitamos de todo, más voluntariado, apadrinamientos y más ingresos», añade.

Más de una treintena de voluntarios pasan por las instalaciones cada semana. El trabajo empieza sobre las cuatro y media de la tarde y se prolonga hasta más allá de las once de la noche. Hay que limpiar las salas, medicar a los gatos que lo necesiten y trasladarlos a clínicas veterinarias, entre otras tareas.

Lo ideal es que no fueran necesaria la existencia de este tipo de instalaciones, pero lamentablemente cada vez se siguen abandonando más gatos en las calles. Fátima afirma que el principal objetivo de su asociación es la castración y la concienciación para que la ciudadanía que adopta gatos también lo haga. Una gata puede parir hasta cuatro veces al año. Muchas personas tienen gatos sin castrar y se generan muchas camadas no deseadas que acaban abandonadas o tiradas en contenedores con total impunidad. «Las administraciones deberían hacer algo para solucionarlo de raíz, pero no hay voluntad política de acabar con este problema. Estamos hartos de batallar para que hagan el trabajo que tienen que hacer y no les importa», lamenta la portavoz de Proyecto Gato.