Las correrías de Los Betas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

BAIONA

M.MORALEJO

La banda juvenil latina simulaba peleas entre sus miembros para despistar a los clientes de las discotecas de Vigo, Baiona,y Cangas y robarles el móvil al descuido

13 oct 2018 . Actualizado a las 09:25 h.

Aunque las andanzas de la banda juvenil latina Los Betas se remontan al 2017, hubo un torrente de denuncias en julio y agosto de este año, tanto en O Val Miñor como en O Morrazo. La Guardia Civil de Baiona adoptó un papel decisivo al identificar y trazar un perfil de los pandilleros a medida que entraban las denuncias.

El primer incidente se remonta al 15 de julio cerca de un parque de Baiona. Los pandilleros sudamericanos rodearon a un menor bebido en plena madrugada y que estaba hablando por el móvil en la calle. Le arrebataron el teléfono y se lo pasaron de mano en mano entre varios miembros, le quitaron una cartera y huyeron. La víctima y un colega los localizaron cerca de una discoteca pero estos le pegaron en la boca. El amigo los reconoció: «Son los Betas de Vigo».

Tres horas después, ya a las siete de la mañana, un chófer de autobús sospecha que un pandillero destrozó el cristal trasero. Todo apunta a un miembro de Los Betas que fue obligado a apearse porque el autocar iba lleno. Una docena de colegas le esperaban en la calle.

Al siguiente fin de semana, cuando había fiestas en Baiona, un joven que tenía un móvil de mil euros esperaba de madrugada fuera de una discoteca de la villa cuando diez pandilleros con gorras de béisbol se pusieron a charlar con él amistosamente. Los miembros bromeaban pero uno se acercó al perjudicado e hizo ademán de tirarse encima de él, momento que un cómplice aprovechó para hurtarle el móvil sin que se diese cuenta. Luego, echaron a correr. Esa táctica de distracción ya la habían empleado con más víctimas.

La misma noche, otra chica estaba en el parque de A Palma cuando dejó un iPhone apoyado en un muro unos segundos y desapareció. Vio algo raro y sospechó de un grupo de cuatro adolescentes con gorras de béisbol puestas al revés, los únicos que había allí y que se habían sentado muy cerca. Ellos negaron todo y huyeron.

Sus víctimas empezaron a referirse al grupo como los Betas o el Bloque 30 de Vigo. Siempre había alguien que los conocía de vista por haberse topado con ellos en las fiestas o por la plaza de la Industria. La Guardia Civil empezó a dibujar el organigrama del grupo. Una víctima identificó al líder como un chico alto y flaco (en referencia a José Albany), que actuaba junto con su novia (Anyelin). Otros miembros hablaban claramente en Instagram de la banda de Los Betas.

La escalada de robos de móviles en el entorno del parque de Baiona siguió el 5 de agosto. Un joven relata que tres sudamericanos le rodearon y uno le metió la mano en el bolsillo y notó cómo le quitaba el móvil. Uno le pasó al teléfono al otro mientras negaban el robo. Quiso perseguirlos pero llegaron otros que le bloquearon el paso. Con ellos estaba una chica. Todo apunta a que era Anyelin, la joven que dos meses después cayó de un balcón durante un registro.

Poco después, otra víctima denunció que le habían pegado al darse cuenta de que le habían robado el móvil a un amigo cerca de una discoteca. La misma noche, a otro le sustraen un altavoz bluetooh que le habían prestado. Uno se lo arrancó del brazo y los otros le apoyaron. El perjudicado se marchó para evitar líos. Y, el mismo día, a otra víctima le pidieron que compartiese su copa, se la pasaron unos a otros, se pelea con ellos y, en medio de la riña, el móvil de la víctima voló. Alguien lo vio tirado en el suelo y que un pandillero lo recogía. Además, vieron a Anyelin romper el espejo retrovisor de un coche aparcado, sacar el cable y usarlo para dar latigazos a un colega del perjudicado. Poco después, en otra pelea, la Policía Local de Baiona halla en poder de Anyelin una cartera robada en un coche esa noche. A la mañana siguiente, de vuelta en bus a Vigo, los latinos se enzarzan en una pelea con un pasajero. El asunto se les fue de la mano al golpear sin querer a una pasajera en el brazo con unas llaves y le hicieron sangre.

Dado que en Baiona empezaban a ser demasiado conocidos, los Beta se trasladaron a finales de agosto a Cangas con nuevos miembros reclutados, un andaluz y un marroquí. El día 25, quince pandilleros pidieron un pitillo a una chica y le arrancaron el móvil, donde guardaba 50 euros tras la funda. Reconocieron a Enzo pero en los posteriores cacheos no apareció el móvil. A la noche siguiente, hubo más hurtos cerca de discotecas. Usaron un teléfono robado para enviar mensajes y fotos eróticas por WhatsApp a las amigas de la víctima.

La prueba incriminatoria que les relacionó con los hurtos de móviles surgió por casualidad a finales de agosto cuando la Policía Local de Vigo paró por la calle a Enzo G. y hallaron en su poder un smartphone robado. No se pudo esclarecer si él había sido el autor material porque la propia víctima dijo que le rodearon diez pandilleros. Otra prueba delatora estaba subida en Instagram: posaban con el altavoz robado.