Nanutria, cómico: «Cualquier tema es válido en el humor mientras la gente se ría»

VIGO

Víctor Medina presentará el sábado en el Teatro Afundación «El Showcito», un espectáculo de comedia de improvisación
06 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Víctor Medina es un ingeniero venezolano que se pasó a la comedia con el nombre de Nanutria y, actualmente, reside en Argentina. El sábado, a las 20.30 horas, presentará en el Teatro Afundación de Vigo su espectáculo El Showcito, que repetirá al día siguiente en el Ágora de A Coruña.
—¿De dónde le viene su nombre artístico?
—No tiene ningún significado concreto. Es un apodo que viene de mi adolescencia y preferí mantener porque es menos común que Víctor.
—¿En qué consiste su espectáculo, El Showcito?
—Es un stand up de improvisación, pero no es meramente de interacción, algo que mucho gente teme. Combino mis chistes y mis anécdotas, y habló con el público para que todo sea fresco y distinto. Siempre es único.
—¿Selecciona los temas que surgen con el público?
—Voy abierto a cualquier tema; de hecho, eso es lo que más me divierte. Cada vez que me subo a la tarima, no sé con qué me voy a encontrar. Yo decido irme por donde la gente se quiere ir y así hago que el show sea más divertido para la gente y para mí.
—¿Tiene mecanismos de corrección ante la improvisación?
—No, a veces, me siento como un equilibrista. Lo más divertido es que yo, realmente, no sé para dónde va el show y me obliga a mantenerme siempre atento. Es un trabajo mental fuerte, pero hace mejor el espectáculo. Para ello, mi nivel de exigencia debe estar muy alto. Yo no doy ningún show por sentado y desde que entro me preguntó por dónde irá hoy.
—¿Cómo definiría su humor?
—Es muy simple. Me río mucho de las «miserabilezas» de la vida. Yo no creo que la gente vaya a mis espectáculos a aprender nada, no hay una moraleja, lo único a lo que van es a reírse de las cosas malas que nos pasan en el día a día.
—¿Cualquier tema es válido para el humor?
—Creo que sí mientras la gente se ría; cuando no se ríe se acaba lo válido La dificultad de esta profesión es poder meterse en temas que usualmente no se consideran graciosos y que la gente salga riéndose.
—¿Entonces, hay límites?
—Hay que tener en cuenta los límites de cada quien. Por ejemplo, si a mi no me gusta un tema en particular, para qué lo voy a tocar. También siento que hay gente que tiene que poner risa a todo, pero puede pasar que haya a quien no le parezca gracioso algo que otro sí se lo parece. Sí noto que la gente se plantea que le hagan reír con algo o, de lo contrario, no toquen ese tema, como que ya no existe la indiferencia.
—¿El humor es internacional o tiene peculiaridades?
—El humor se hace internacional en las mismas peculiaridades. Intentar hacer el humor universal es quitarle la gracia. Me gusta que públicos de otras nacionalidades se lleven un poquito de mi cultura, que aprecien las diferencias y que se rían de eso. Creo que se ha desmitificado eso de que si uno es de un país no puede hacer reír a personas de otro.
—¿Qué le ocurre a un cómico cuando está en el escenario y la gente no le ríe un chiste?
—Ahí entra la experiencia porque a lo que puede tender alguien es a tratar de entender por qué no se rieron, que puede ser porque uno no se explicara bien, porque no lo entendieron o porque la gente no estaba en el ánimo del chiste. Creo que lo que se debe hacer es no culpar a la gente porque uno es el que tiene que hacer reír, no que la gente va allí predispuesta a reírse. Lo mejor es pasar de página y seguir al siguiente chiste y encontrar hacia donde va el humor del público. Si uno se queda en la tarima pensando, es peor.
—¿Cómo afronta sobre el escenario su pequeña tartamudez?
—Eso le parece más extraño a la gente que a mí porque, como yo siempre he sido así, no sé cuál es la diferencia. Me he dado cuenta de que en la mayoría de los espectáculos es un problema los primeros diez minutos, pero que después ya no existe. Yo siento que hacer mucho énfasis en eso es predisponer a la gente hacia mí.
—¿Cómo acaba un ingeniero haciendo comedia?
—No está tan alejada una cosa de la otra. Yo veo el humor de una forma muy ingenieril ya que me gusta saber por qué algo funciona. El humor tiene cierta estructura que me parece muy llamativa desde mi visión ingenieril. Además, hacer reír es lo que más me llena. A veces, cuando estoy medio deprimido o enfermo, subo a la tarima y, si hago reír a la gente, ya se me pasa todo.
—¿Cómo sintió el paso de actuar en las redes sociales al escenario?
—Fue un cambio para mejor porque siento que en las redes uno debe tener mucho cuidado debido a que se desconoce quién va a ser el público. Puede llegar a cualquiera y en cualquier contexto, por lo que puede ser malinterpretada. En cambio, en vivo, la gente entiende el contexto, el tono y lo que lo rodea. En vivo, tanto el público como el cómico se pueden dar licencias en ciertos temas que, tal vez, en otro lado no se puede hacer.
—¿Es la primera vez que actúa en España?
—No, ya estuve, pero sí será la primera vez en Vigo y en A Coruña.
—¿El público español es distinto al hispanoamericano?
—Es más parecido de lo que podría parecer. Nos parecemos demasiado.
—¿Qué se puede hacer con Venezuela?
—Si alguien lo sabe, que me escriba. Es una pregunta que nos hacemos todos, pero que de momento no tenemos respuesta. Esperemos que termine.