Martín de la Puente: «Ser yo el ovacionado en la Philippe Chatrier no se me olvidará nunca»

M. V. F. VIGO

VIGO

Carlos Garcia Rawlins

El tenista en silla de ruedas vigués hizo historia con un bronce y un diploma en los Juegos Paralímpicos de París

13 sep 2024 . Actualizado a las 11:44 h.

Martín de la Puente (Vigo, 1999) hizo historia en los Juegos Paralímpicos de París, los terceros en los que participaba. Fue el primer español en alcanzar unas semifinales en tenis en silla, lo hizo tanto en el cuadro individual como en el de dobles y, junto a Dani Caverzaschi, se llevó un bronce para el recuerdo. Le dolió quedarse a las puertas de la segunda medalla, pero no quita para que hayan sido unos días únicos.

—¿Cómo resume lo vivido en los Juegos Paralímpicos de París?

—Fue una semana memorable, fantástica, no solo deportivamente, porque la familia me vino a ver y me sentí muy arropado por los míos. Estoy feliz de haber llegado a sitios que soñábamos, a dos semifinales y a luchar por el bronce. Los últimos días llegué cansado, tanto física como mental y emocionalmente, pero muy contento con cómo hemos jugado.

—¿Tiene la sensación de objetivo cumplido?

—Hemos hecho un gran trabajo y tengo la sensación de haberme demostrado a mí mismo que puedo llegar a las rondas finales, que estoy ahí. Me hubiera encantado traer más medallas y de otros colores, pero la realidad fue la que fue y estoy muy satisfecho con ella. Ahora, hay que seguir aprendiendo de estas situaciones, mejorando, apuntando alto, que siempre es lo que queremos. Ya pensando en la siguiente semana, en el torneo Masters de Cerdeña para acabar bien el año y empezar el que viene en Australia otra vez.

—¿Hubiera cambiado el orden para terminar con el bronce —el último partido fue la derrota individual en la lucha por ese mismo metal—?

—La última derrota fue dura, no me salieron las cosas, me costó todo, mientras que Gustavo (Fernández) jugó un gran partido, se lo dije en la red cuando nos abrazamos. Hay que aceptar el fracaso. No hubiera cambiado el orden porque la euforia que sentí el día del bronce no la cambio por nada. Fue algo nuevo estar tan feliz por ganar algo. Ahora hay que seguir aprendiendo y mejorando, apuntando algo, que es lo que queremos.

—¿Qué se le pasa por la cabeza cuando se sabe medallista?

—Te acuerdas de todos los que están contigo, de momentos de cuando empezabas, un poco de todo. Te vas dando cuenta del camino que has ido recorriendo y sientes algo de nostalgia. Piensas: «Quién lo iba a decir». Me acordé de mi familia, mi gente, mi equipo, toda la gente de Vigo que veo poco, pero soy enamorado de mi ciudad y los echo mucho de menos.

—¿Pensó en los malos momentos, en el inicio de su discapacidad —le amputaron una pierna de niño por el síndrome de Proteus—?

—Sí, pero no solo, también en las alegrías. En dónde empezamos, desde la pista del club (el Real Club Náutico de Vigo) y de ahí a la Philippe Chatrier llena, con público francés en contra.

—Ha comentado que simplemente jugar allí ya era especial.

—Sí, hemos crecido viendo a Rafa (Nadal), a Carlos (Alcaraz)... A esa camada española que ha dado tantas alegrías en Roland Garros. Y pasas a ser tú quien sale ovacionado, al que le aplauden, el protagonista. Y siendo un deportista paralímpico. Se te pone la piel de gallina, me hacía especial ilusión. Son cosas de las que no me voy a olvidar nunca.

—Compartió el bronce con Caverzaschi, amigo y tantas veces rival en el panorama nacional.

—Fue una alegría ganarla juntos. Tenemos un papel raro: somos amigos, competimos muchas veces juntos y, a la vez, somos rivales. Las últimas veces estoy ganándole yo, pero siempre ha habido mucha competitividad por quién se imponía en España, quién ponía la cabeza en lo más alto. Eso nos hizo crecer a los dos y ha sido muy especial compartir este bronce.

—Y con Gustavo Fernández, a nivel internacional, parecido.

—Sí, y hemos sido compañeros de entrenamientos muchos años, nos conocemos desde que empecé a jugar. Me jodió perder, pero me alegré de que fuera él quien se llevara la medalla. Una semana antes de los Juegos, fui a tomar un asado a su casa con mi chica, nos llevamos muy bien.

—¿Qué se lleva de París aparte de la medalla?

—Muchos partidos inolvidables, jugar en Roland Garros con las pistas llenas animándome, las dos semifinales, luchar contra los mejores, el calor de mi gente... Un recuerdo precioso. Y la villa olímpica siempre es especial, ves a deportistas con todo tipo de discapacidades que son los mejores en sus disciplinas y eso también es único.

—¿Cómo vivió esta cita en comparación con Tokio, en plena pandemia?

—Tokio estuvo genial, pero fueron unos juegos muy fríos. Se notó para los deportistas y para la organización que veía cómo sacar el evento adelante. En este caso, la gente ha estado muy volcada con el tenis en silla y es algo bonito hacia nuestro deporte. A ver si conseguimos un punto de inflexión y que haya más Martines, más jóvenes, más mujeres practicando este deporte y usar este evento para que crezca el deporte paralímpico en España.

—¿Cuáles fueron las claves para llegar a París en condiciones de pelear por las medallas?

—Fuimos trabajando mucho no solo este año, también los anteriores. He intentando ir mejorando físicamente y en la alimentación, todos han puesto de su parte para que coma mejor. Creo que en los Juegos se recogen los frutos de lo que has trabajado durante los años y pienso que hemos hecho un gran trabajo, una buena preparación. Fue una pena perder las semifinales y el partido por el tercer puesto individual, pero no quita para que haya sido una semana fantástica.

—¿Cómo lleva la fama y la repercusión que ha adquirido en los últimos años?

—No estoy acostumbrado a que mi móvil esté tan colapsado de mensajes y felicitaciones y, encima, soy un desastre respondiendo. Pero siempre lo digo: doy las gracias a toda la gente que se acuerda de mí y del deporte paralímpico.

—¿Qué ha sido lo más duro de este ciclo olímpico?

—Muchos sacrificios, horas de entreno... He venido a Vigo muy poco, he estado poco con mis amigos. Soy consciente de que la vida del tenista implica sacrificios grandes y mucho desgaste físico, pero tiene el premio de las satisfacciones que te da, que son lo mejor.

—También ha tenido tiempo de acabar sus estudios universitarios.

—Siempre es difícil sacar ese tiempo, pero mi padre siempre ha estado encima de mí para que hiciera las dos cosas, sabiendo que me iba a enriquecer como persona y si ella me lo pedía, claro que iba a seguir. Me puso como condición en su momento si quería ser tenista y ahora si que voy a estar con la mente a full en el tenis, ya con una carrera unviersitaria a mis espaldas y con mucha ilusión por seguir mejorando.

—¿Se pone la meta de mejorar estos Juegos en Los Ángeles?

—Siempre tengo ganas de hacerlo lo mejor posible e ir a por más, no me conformo, soy un tío que quiero llegar lo más lejos que pueda y estar lo mejor preparado posible. Pero, antes, vamos a pensar en la próxima semana.

—Así que piensa ya en el futuro inmediato y sin apenas descanso.

—Estaré en Vigo lo que queda de semana, unos diitas y después, vuelta al ruedo, que también es lo bueno. Hace falta descansar un poquito y dejar la sensanción a un lado, pero también volver a sentir nuevos retos e ilusiones. Volveré a Barcelona con todo por delante. El tenis es aquí y ahora, los Juegos ya pasaron, se acabaron, han sido algo que me va a quedar para siempre, pero un deportista tiene que pensar en lo que viene. La mejor victoria es la que está por venir.

 

—¿Cómo se fraguó su vídeo con la camiseta del Celta tras recibir el bronce?

—Me gusta mucho el Celta, soy fanático desde pequeño. Cuando estoy fuera, siempre estoy pendiente de los partidos y quise hacerles un guiño desde París, a ver si podía hacer algo con ellos y la verdad es que estoy feliz de que haya tenido esa repercusión. En el reconocimiento a los deportistas paralímpicos en el 2021 no pude estar porque estaba compitiendo -posteriormente a esta entrevista se anunció que De la Puente hará el saque de honor antes del duelo del domingo ante el Valladolid-.