Un liberal al frente de Vigo antes de la Reconquista

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

c.

El comandante Nicolás Mahy acabó sus días como gobernador de Cuba

26 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la historia de Vigo han participado personajes de gran relevancia exterior, pero, en algunos casos, han pasado un poco desapercibidos en el relato local. Uno de ellos es Nicolás Mahy. Este militar madrileño fue el comandante general de la provincia de Tui entre 1803 y 1808, y tuvo una incidencia importante en la vida cotidiana de los vigueses de entonces. Como jefe de la junta de sanidad del puerto de Vigo, Mahy trabajó activamente para que la gran epidemia de 1804, que causó miles de muertos en la costa andaluza, no alcanzase estas tierras. Además, Mahy mantuvo siempre una relación de colaboración absoluta con las autoridades municipales. Prueba de ello, fue la sentida carta de despedida que le envió la corporación cuando en 1808 fue ascendido a mariscal de campo para asumir parte del ejército de Galicia.

El Concello de Vigo dejó por escrito sus felicitaciones, a lo que el militar contestó el 3 de junio. Mahy afirmaba en su respuesta que la felicitación recibida «excede a los términos y expresiones que pudiera emplear al intento, en cuyo concepto espero que la bondad ilimitada de sus ilustrísimas para conmigo solo por querer favorecerme me permitirá la continuación de su benevolencia ínterin yo no lo desmerezca». Y unos años más tarde, en abril de 1811, cuando fue ascendido al mando del 6º Ejército de Galicia, enviaba una carta de agradecimiento por la felicitación realizada por el Concello de Vigo donde reconocía su «amor y consideración para con ese Ayuntamiento donde quiera que me lleve mi suerte».

Al frente del ejército de Galicia obligó a los franceses a evacuar las provincias gallegas tras las acciones de Lugo, Santiago y Ponte Sampaio, por lo que se le concedería el ascenso a teniente general. Fue gobernador y capitán general del ejército y reino de Galicia, consiguiendo recuperar Puebla de Sanabria y sorprender al enemigo en León, Órbigo y La Bañeza, haciéndole numerosos prisioneros. Posteriormente, continuó la guerra en Levante.

Volvió tras la guerra a Galicia para asumir la Inspección de Comandancias Militares, lo que es interpretado por los historiadores como un destierro provocado por sus ideas liberales. De hecho, tras dejar este cargo, se quejaba de vivir en una situación económica precaria. Con la restauración de la Constitución en 1820, fue nombrado capitán general de Castilla la Vieja, primero, y de la isla de Cuba, en marzo de 1821, cargo este último que desempeñaría hasta el día de su muerte.

Nicolás Mahy era un militar de tendencia liberal, aunque fiel a la Corona española. Como todos los que juraron la Constitución de 1812, vio frenada su carrera entre 1814 y 1821. Sin embargo, tras el pronunciamiento de Riego fue destinado a Cuba y, al año siguiente, se convirtió en el gobernador de la isla. Allí, trató de mediar entre quienes ya buscaban la independencia y quienes no querían oír hablar de ningún tipo de autonomía.

Cuando fue nombrado capitán general y jefe político de Cuba, Nicolás Mahy pronunció vivas a la constitución, al rey y a la nación. Los representantes del pueblo le respondieron: «Viva el excelentísimo señor Nicolás Mahy si fuere constitucional». Tuvo problemas con los militares absolutistas porque trato de mediar entre los intereses locales y la metrópoli. Falleció el 16 de julio de 1822, siendo capitán general.

Tras su muerte, en La Habana se le reconoció «la fatiga y desvelo incansable a este gobierno en fomentar todos los ramos de prosperidad pública y en conservar la tranquilidad y el orden en que inalterablemente ha marchado esta isla por la senda constitucional». En su última carta al rey, cuando ya estaba muy enfermo, le pide que su sustituto sea una persona prudente y moderada y constitucionalista. Está firmada el 15 de julio de 1822. Tenía 66 años.

Hay un documento de su médico en el que describe los síntomas de su última enfermedad. Dice: «Tiene temperamento sanguíneo, cuerpo delgado. Tuvo una enfermedad gastro-enterocolitis crónica, con diarrea y dolores de vientre. Fue atacado a las 11.30 horas de escalofríos, fiebre alta, restro y ojos encendidos, pesadez de cabeza, dolores generales muy vivos en la región lumbar. En la noche, náuseas, un vómito mucoso, pulso duro y frecuente, cutis húmedo». El médico le dio «cocimiento de borraja y blanco gomoso para que tome a cucharada». El día de su fallecimiento, el 16 de julio, el médico afirma que le dieron opio. Nicolás Mahy poseía las principales condecoraciones de su época, como las cruces de San Fernando y de San Hermenegildo, la cruz pensionada de Carlos III y la cruz de Lis de la Vendèe (Francia).