Un vecino de Oia encuentra por tercera vez una botella con un mensaje lanzada al mar

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

VIGO

Mónica

Se topó las cenizas de un surfista en enero y ahora, la carta de una mujer cubana

24 nov 2023 . Actualizado a las 04:47 h.

Las posibilidades de que mensajes lanzados al mar en botellas lleguen a una costa a miles de kilómetros de distancia y además sean leídos por otras personas son remotas. Algo así como hallar una aguja en el pajar. Sin embargo, un vecino de Oia acaba de hacer triplete. Secundino Vicente Refojos, que empezó este año localizando una botella con cenizas de un surfista que fue lanzada ocho años antes a 33 millas de la costa de cabo Cañaveral y que en el 2006 había descubierto otra enviada desde Canadá, lo ha vuelto a hacer. Durante uno de sus prolíficos paseos que le llevan a diario a recorrer su parroquias de Mougás ha descubierto la carta enviada por una mujer desde Cuba que cruzó el Atlántico dentro de una botella.

«Supe que también era de las que traía un mensaje en cuanto la recogí y escuché el tintineo de monedas en su interior», explica Secundino.

Fue el jueves pasado, mientras andaba por encima de las rocas de la zona conocida como As Lagoas. «Me llamó la atención porque era de cristal, verde y muy grande», recuerda. Se trata de una botella de litro y medio sin ninguna señal por fuera y tapada con un corcho. Tampoco se podía ver el interior porque estaba tapado con un papel así que tuvo que emplear un sacacorchos para descifrar el enigma. El mal estado de la botella hizo que se rompiera un poco el pico pero además Secundino se topó con una carta manuscrita de dos folios dañados por el agua. Casi una semana le ha llevado descifrar el mensaje de la misiva porque, además de tener que esperar a que se secaran los papeles y la tinta, tuvo que componer una especie de rompecabezas con los trozos de las dos hojas que además, están escritas por las dos caras.

Para ello ha contado con el apoyo de sus primos, Rafa y Manuel, que aún ayer seguían sin salir de su asombro por el nuevo hallazgo de Secundino. La letra era muy clara, pero el agua provocó borrones y faltaban pequeñas piezas del puzle que dificultaban la comprensión. Entre los tres han conseguido componer el mensaje, que es una ofrenda para Yemayá, considerada la diosa cubana del mar. A ella le implora una mujer protección para su familia, que ha tenido que migrar hacia Estados Unidos. La carta está fechada el 22 de agosto del 2022. «Querida madre Yemayá. Aquí está tu hija, que quiere hacerte una petición...», arranca la misiva. La mujer, de la que solo se lee parte del nombre y los apellidos Moreno Díaz, «implora misericordia y fuerza para el bienestar de su familia». «Usted, que es la diosa del mar, la protectora de la familia y de la vida, pido que, con la misma fuerza y amor que yo le dedico estas palabras, todos lleguen a su destino», continúa. De su relato se desprende que sus dos hijos con sus respectivas parejas y sus dos nietos habían salido de Cuba tres meses y catorce días antes. «Llevan en México diecisiete días esperando una visa humanitaria que les permita transitar por el país», dice . «Le pido madre usted que es tan grande y poderosa, que los guíe y los proteja en lo que les queda de travesía para que sea tranquila y segura y lo más rápido posible. Que no pasen hambre, sed ni frío y que la policía no les pare y que, si sucede, ya tengan sus papeles porque están transitando por un país totalmente desconocido», relata la autora de la carta que además introdujo cinco monedas de centavo como ofrenda. Pide «especialmente» por sus nietos «Carolina y Luciano, que ya han pasado mucho para llegar a donde están ahora».

Secundino Vicente guarda de momento la botella en su casa, pero la pretensión es devolverla al océano porque considera que es donde debe estar al tratarse de una ofrenda personal de una mujer a la diosa del mar.

La botella que encontró en enero con parte de las cenizas de un surfista fue colocada en el restaurante A Camboa, justo al lado del monasterio de Oia. El surf era la pasión de Paul Nichols, que era el joven que falleció en el 2015 en Florida a consecuencia de una fatal caída practicando este deporte. Secundino encontró esta botella el día del cumpleaños del padre del surfista, que fue el que preparó 45 botellas con sus cenizas como parte del duelo. La primera que halló fue en el 2006 y permitió que se conocieran dos familias separadas por 4.500 kilómetros. Aquella era de plástico y en su interior viajaba la carta de dos niños con la intención de saber hasta dónde podría llegar. Ese mismo día, su hermana encontró otra botella con la carta de un alemán.