Lidia Pérez, dermatóloga: «Los médicos no somos jueces para despreciar el problema de un paciente»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

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Oscar Vázquez

La especialista ha cerrado su agenda a nuevos enfermos porque no da abasto. Defiende una medicina más humana: «Hay quienes creen que solo hay que atender lo grave»

27 may 2023 . Actualizado a las 10:14 h.

En un mundo en el que el tiempo fija el valor de lo cotidiano, Lidia Pérez no tiene prisa. Esta dermatóloga prefiere decir no que apurar una consulta, una llamada o una entrevista. Su determinación es tal que ha decidido cerrar su agenda, no admite nuevos pacientes en consulta para poder escuchar y explicar, dos verbos que conjuga conjuntamente al de curar. «Trabajo 11 horas al día y no tengo capacidad para asumir más. Es frustrante, pero nos hemos visto sobrepasados. La demanda ha subido exponencialmente y, si no cerrase la agenda, no podría seguir los tratamientos de mis pacientes».

Esta especialista, miembro de la Academia Española de Dermatología, y de su homóloga en América, suma dos décadas de experiencia, primero en la sanidad pública y ahora en la privada. Una trayectoria en la que ha visto cómo la dermatología se ha puesto de moda. Hoy, los futuros médicos quieren ser dermatólogos, pero no siempre ha sido así. «Desafortunadamente, ha habido dermatólogos que despreciaban dolencias como el acné, o la psoriasis, porque consideraban que solo había que ocuparse de las enfermedades graves». Este año, la especialidad es, junto con cirugía plástica, la más demandada por los médicos residentes más brillantes en Galicia y también a nivel nacional. ¿Por qué? Pérez cree que poder emprender el camino que ella ha escogido, abriendo su propia clínica, es una de las causas.

Cuando terminó de estudiar Medicina en Santiago, Pérez tuvo que tomar su propia decisión y elegir la especialidad. Puso en la balanza el contacto con el paciente y las ventajas de una medicina en la que se puede llegar a un diagnóstico de forma más directa, pero sin apuros. «Muchos creen que la consulta es de cinco minutos, porque como es solo de ver... He tenido consultas de más de hora y media. Es frecuente que el paciente venga por una verruga y descubras una lesión de cáncer de piel. Y muchos traen una lista de cuestiones que quieren que les trates». La media de tiempo en consulta es de media hora.

Dedicando tiempo ha construido un prestigio que traspasa las fronteras de lo local, con pacientes de otras ciudades gallegas. «Hay que distinguir los problemas vitales de los que no lo son, pero eso no significa que los pacientes no necesiten ayuda. No somos jueces para despreciar el problema de un paciente, somos técnicos capacitados para darles soluciones». Muchas de las dolencias de la piel tiene un importante componente estigmatizante y provocan problemas psicológicos, hasta el punto de que quienes sufren dolencias más visibles tienen más propensión a la ansiedad o depresión. «Aunque no sea una cuestión mortal, podemos cambiarle la vida». 

Referencia en fototerapia

Antes de abrir su consulta en el centro de Vigo, la doctora Pérez se especializó en la Unidad de Fotobiología del Ninewells Hospital and Medical School en Escocia, con el doctor James Ferguson. Este conocimiento la llevó a poner en marcha los tratamientos con fototerapia en la sanidad pública del área de Vigo. Una experiencia que le permite opinar con conocimiento de causa sobre el Sergas y el sistema público. Da cuenta de que hay muchas más limitaciones de tiempo, lo que no debería restar empatía. «En el sistema público tienes que priorizar, pero yo siempre he tratado igual a mis pacientes, tanto en la sanidad pública como en la privada». A las consultas llegan mayoritariamente cuestiones no vitales como la psoriasis o el acné, manchas provocadas por el sol o alopecia. Y por supuesto, lesiones que pueden suponer cáncer de piel. Este es uno de los temas que más aborda en su Instagram, que gestiona personalmente, con el afán de divulgar. «Me gusta escribir, la fotografía y trato de hacerlo desde un punto de vista práctico».

Lo de explicar le viene de familia, hija de profesora, ella misma se veía como docente. «De pequeña me dedicaba a dar clase a alumnos imaginarios». Hoy, enfrente están sus pacientes, con los que no escatima detalles. «Los médicos tenemos que explicar de palabra, es esencial. El paciente no puede salir de la consulta sin haber entendido lo que tiene que hacer. Y si le surgen dudas, aclarárselas. El enfermo va al médico en situación de inferioridad, con miedo a sentirse despreciado con sus problemas. Hay que escucharles y reconfortarles».

La sensibilidad es para ella, una parte fundamental de la consulta. Eso también explica por qué ha decidido cerrar su agenda. «No descarto en el futuro hacer equipo para atender a más pacientes, pero quiero hacerlo preservando cuestiones esenciales de la atención. Conseguir eso es muy difícil, porque esa sensibilidad muchas veces va en la persona». Hay cosas que no se aprenden en el sistema MIR.

Su canción favorita

«Now we are free», de Lisa Gerrard y Hans Zimmer, de «Gladiator». «Comparto los valores del personaje protagonista de la película: familia, honor, lealtad, sacrificio y justicia. Es una canción que te hace sentir y está sujeta a la interpretación personal, acorde con cada uno, como para mí es el ejercicio de la medicina».