Suponemos que esta reflexión, coincidente con el capítulo 6 de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas sobre sostenibilidad y uso eficiente del agua se entenderá por parte del concello como «los antivigo quieren dejar sin agua a la ciudad». En realidad es un problema conceptual: pretendemos mitigar la emergencia climática (la sequía es una de sus manifestaciones) como si no fuera a alterar nuestras vidas, buscando soluciones para seguir viviendo igual y haciendo lo mismo.
El problema es que biofísicamente es imposible, y cuanto más tiempo sigamos persiguiendo ese espejismo más tardaremos en asumir que tenemos que cambiar, decrecer, consumir menos agua y conservar como una prioridad vital los ecosistemas que nos salvarán de las consecuencias catastróficas de la emergencia climática que empiezan a llamar a la puerta.