O Facho, el santuario profanado

Monica Torres
mónica torres CANGAS / LA VOZ

VIGO

alejandro martinez molina

Pasarelas desmoronadas, señales rotas y maleza invaden el BIC de Cangas

25 ene 2022 . Actualizado a las 00:51 h.

El santuario más antiguo de Galicia ofrece una de las mejores vistas de la península de O Morrazo, pero el abandono del entorno hace cada vez más peligroso llegar hasta la cumbre de O Facho. El monte de 180 metros es uno de los principales atractivos turísticos de Cangas y de toda la comarca. El bum del turismo de naturaleza y de proximidad en tiempos de covid ha multiplicado el número de visitantes a un yacimiento único que fue declarado bien de interés cultural (BIC) por Patrimonio y que se deteriora a marchas forzadas por falta de mantenimiento.

Las pasarelas de madera están impracticables. Algunas han desaparecido ya por completo y sus restos se amontonan en una esquina. De otras, queda el esqueleto retorcido, con tablas medio podridas y suspendidas en el aire. Otro de los aspectos más negativos es el que ofrecen los elementos de señalización e información del espacio, rotos también en su mayoría e ilegibles las señalizaciones. La zonas visitables están delimitadas en algún tramo con una cuerda y, en otras zonas, ni siquiera hay medidas de protección.

El abandono es cada vez más evidente por la falta de actuación y porque la afluencia a la Costa de la Vela va en aumento. Ya en verano los coches invadían el acceso desde la caracola (algunas personas incluso se cuelgan de la obra del artista Lito Portela), dificultando la movilidad y desatando un auténtico caos circulatorio. Los atascos se repiten incluso los finales de semana en invierno, como este enero si las condiciones meteorológicas permiten disfrutar el atardecer de la espectacular puesta de sol sobre Cabo Home y las Cíes que se aprecia desde los acantilados de Donón.

El estado del suelo que rodea este lugar es también lamentable y requiere una intervención urgente, aunque estudiada al tratar de de un Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Red Natura. Las colas de vehículos estacionados en los alrededores son visibles a kilómetros y el suelo está lleno de baches y agujeros se encharcan cuando llueve.

Usuarios, vecinos y visitantes ya advertían este verano de la necesidad de una intervención, pero el deterioro se precipita. La maleza también campa a sus anchas en el llamado a ser un museo al aire libre, en el que la Diputación de Pontevedra hizo una inversión de 257.000 euros hace un par de años. Esa actuación permitió la rehabilitación de una veintena de estructuras y la localización de 3.600 piezas del yacimiento que desde entonces espera, a cielo abierto y sin protección, por un plan de musealización. De momento, es un santuario profanado.