Oportunidad familiar
Sara, «linda pero traviesa», se presenta en la misma web de contactos nacionales ejerciendo en Vigo junto a dos chicas más en algún piso de alguna calle de la ciudad. Su discurso es elocuente y directo: «Mire... [dos segundos de silencio] vengo de Brasil, pero no de una ciudad, de una pueblo del interior, aislado, sin posibilidades. Aquí, con esto, puedo garantizar el futuro de mi familia [padres, dos hermanas y una hija de cuatro años] enviándoles dinero. Allí, ni haciendo lo mismo, sería posible. Al final, simplificando, se trata de prostituirse o comer, y para mí no hay debate. Una de mis hermanas, por ejemplo, va a la universidad gracias a este dinero. El virus fue mucho peor, ahora, desde que la vacunación se extendió, trabajamos más tranquilas. Pero no porque ya no exista riesgo de contagio, al estar vacunada, vemos que los efectos de ómicron son menores, una gripe... Un riesgo que, al menos yo, estoy dispuesta a afrontar».
Otras cuatro mujeres, igualmente anunciadas y consultadas, aseguran que la demanda, pese al repunte disparado de contagios, tampoco ha mermado por parte de los clientes. «Y eso que muchos lucen alianza de casado en sus dedos», añade una. Ella, igual que el resto de señoritas consultadas, juran y perjuran que no abren las puertas de sus pisos si los visitantes no presentan el certificado que atesore la pauta completa de vacunación. Este requisito impuesto de autorregulación genera una sonrisa de indignación en el rostro de Ana García Costas, abogada y presidenta de la Asociación Faraxa —por la abolición de la prostitución desde Vigo y de ámbito autonómico—. «Nadie que conozca mínimamente este mundo puede creerse algo así, atienden igual. El dinero, al final, es dinero. ¿O acaso en estos pisos se aplica alguna formación de riesgos laborales o de salud? ¿Acaso en alguno de estos pisos existe un registro de clientes, con nombre y apellidos, para rastrear en el caso de constatarse un contagio y acudir al Sergas? ¡Pero si hasta hay clientes capaces de pagar el doble o el triple por hacerlo sin preservativo!».