Por su parte, Julián Hernández relata la misma situación laboral que su excompañero, dos años sin tocar. «Creo que fue en Santiago, en un directo en radio, el Día Mundial del Disfraz de Gorila», afirma sin que quien le escucha le crea hasta que lo guglea incrédula. El músico ha aprovechado para poner al día el cancionero de Siniestro en una antología comentada de los temas que popularizaron siendo versiones ajenas (Kinks, Specials, etc) y publicará la editorial Trama. «Al final son 27», revela sorprendido por la cantidad a la que han sacado jugo. A Hernández considerar la actuación en Salesianos el «concierto fundacional» le suena exagerado. «Eso requiere llevar a una autoridad y cortar la cinta», bromea. «Habría que echar un poco el freno con eso, pero nos dejamos querer», admite sobre un evento en el que «volaba todo por los aires a la tercera canción, aunque había poca gente y casi todos eran amigos nuestros. La vanidad nunca fue nuestro fuerte», lamenta.