«Hago listas de tareas para todo: soy ingeniera a todos los efectos»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Se define como puente entre la tecnología y los negocios. Antía Fernández aplica TIC a la industria para mejorar productos, procesos o servicios y sacar más rentabilidad

06 jun 2021 . Actualizado a las 03:20 h.

Lo suyo es el dato aplicado a la industria. Antía Fernández (Allariz, 1986) es experta en el proceso de recogida de grandes cantidades de datos, el procesamiento y ciberseguridad. «En inteligencia artificial lo que hacemos es preparar a una máquina para que tome decisiones en base a la información de la que dispone», explica. «Siempre hago la analogía con un bebé, al principio no conoce lo que tiene alrededor y poco a poco va aprendiendo lo que es un perro, o un gato... Ocurre lo mismo con las máquinas, que en base a la información de la que disponen tomarán unas decisiones concretas».

Esta ingeniera en telecomunicaciones dirige el departamento de sistemas inteligentes en Gradiant, un centro tecnológico privado sin ánimo de lucro que nació en la Universidad de Vigo y que se dedica a asesorar a las empresas para que sean más rentables, basándose en la industria 4.0. «Un responsable de producción necesita tener un orden para producir la mayor cantidad en el mínimo tiempo. O un responsable de compras, que necesita analizar datos de precios, de macroeconomía, de evolución de materias primas... Nosotros ayudamos a ordenar esa información y que los directivos tengan más datos para tomar decisiones más eficientes. Eso se traduce en euros».

En un mundo donde la mayor empresa de alojamientos, no tiene ni un solo alojamiento o la mayor empresa de coches, no tiene coches, los tecnólogos se han convertido en imprescindibles. Una profesión que apenas conoce el paro pero en la que siguen faltando vocaciones femeninas. Cuando Fernández se matriculó en Telecomunicaciones las mujeres eran el 25 %, hoy incluso menos. Eso la ha llevado a participar de proyectos en los que ejerce de mentora de chicos y chicas, intentando que ellas sean más conscientes de sus aptitudes. «En las primeras sesiones con niños y niñas mezclados, ellos se atreven más a hablar en público, pero a medida que trabajamos con los sesgos que vamos encontrando, en la última sesión ellas ya intervienen más». Fernández forma parte del proyecto Inspira STEAM, ha dado charlas en congresos de ciencia de datos, inteligencia artificial, y también forma parte del proyecto de Referentes Galegas nas Aulas, de Executivas Galegas. Una labor muy gratificante y que le aporta momentos muy divertidos. «Un día escuché a niñas de un cole decir hoy va a venir la famosa Antía», explica entre risas.

Por inspirar, le gustaría inspirar también a sus dos hijos, de tres y cinco años, para que estudien una carrera relacionada con la tecnología, como hizo ella. «Siempre me gustaron las asignaturas tecnológicas, tengo una mentalidad muy práctica y estoica. Por un lado hago una lista de tareas y, por otro, una columna con aspectos interesantes para mí. Al descarte, acabé en telecomunicaciones. Me salió la fórmula matemática para estudiar esta carrera y estoy feliz. Hago listas para todo, soy ingeniera a todos los efectos».

Esta tecnóloga es un enlace entre las empresas y el mundo tecnológico, conoce bien los entresijos del mundo virtual y alerta de sus riesgos. «Nos vigilan, es cierto. La inteligencia artificial tiene las dos caras de la moneda, nos facilita la vida, nos recomienda productos para comprar, nos avisa de que nos sale el avión... Si todo esto es gratuito es porque el producto somos nosotros. Tenemos que tener conciencia clara de para qué quiero prestar mis datos, entender que nos dan ese valor añadido, pero que van a estar utilizados para otro fin también». Un conocimiento que la ha llevado a asesorar a la Comisión Europea en inversión de fondos para proyectos tecnológicos.

La tecnóloga que desconecta

En un mundo interconectado, donde todo depende de la tecnología, Antía Fernández reivindica la desconexión. Como buena ingeniera tiene una vida planificada, también para darle al botón que divide su vida personal de la profesional. «Tengo buenos hábitos y costumbres. Cuando termino la jornada laboral y voy a cenar con mis hijos, el móvil se queda fuera de la habitación. Desayunamos, vamos al cole y, al volver, vuelvo a conectar. Los fines de semana intento que también ocurra eso en un período más largo. En ese mundo interconectado es necesario desconectar. Es una parte importante de la productividad y mejora personal». También ha desconectado las notificaciones «yo decido cuando voy a ver las novedades».

Mujer con altura de miras, su metro ochenta la llevó a jugar con la selección gallega de baloncesto, también practicó gimnasia rítmica y sabe tocar la gaita. «Hay momentos para todo», explica. Incluso para entrenar a diario una vez acuesta a los niños. Y lo que no perdona son los paseos por la naturaleza. Quizás para conectar con lo sensorial y aparcar lo virtual, al menos durante unas horas al día.

 

«Wannabe», de las Spice Girls. «Esta canción me saca una sonrisa, me hace menear el pelo y me sale un medio baile. Representa mi infancia y esos años de cole donde había grupos de niñas bailando con sus guardaespaldas. En lo profesional estoy con personas más mayores, volver a esa generación es un chute de energía».