Temor en Areal a nuevos derrumbes de los edificios en ruinas

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.Moralejo

La demolición sigue pendiente un mes después y la calle, cortada

15 mar 2021 . Actualizado a las 00:39 h.

Cuando ha pasado ya un mes del derrumbamiento del edificio del número 34 de la calle Arenal, las obras de demolición del inmueble para evitar más percances aún no han comenzado. Las aceras en la esquina de las calles Arenal y República Argentina continúan cerradas por seguridad y hay vallas para que los viandantes circulen por la carretera.

La falta de avances preocupa a los vecinos por el riesgo de que se produzcan nuevos desplomes que puedan provocar daños personales y materiales. Urgen tanto al propietario del inmueble como a la Administración para que agilicen los trámites para desmontar esta antigua edificación que lleva décadas abandonada y que es una fuente constante de problemas por la presencia de okupas en su día y las humedades que genera en el edificio colindante.

Los vecinos del entorno cuentan que tras el incidente ocurrido el 11 de febrero, los operarios de una empresa trabajaron durante unos días para la retirada de escombros que acabaron desperdigados en el patio interior y sobre la pista de pádel descubierta de un gimnasio. Al cabo de unos días, se marcharon y no volvieron a saber nada más de las obras, hasta que el viernes pasado apareció un cartel y más vallas en el perímetro del edificio, lo que es un indicio de que los trabajos de demolición podrían comenzar ya pronto.

Los operarios colocaron una lona en la parte trasera del inmueble para prevenir la caída de más cascotes hacia la zona de paso del gimnasio.

«En principio parece que van a tirar el edificio pero hemos estado un mes sin ninguna novedad. Esto es un peligro. El edificio está en mal estado y si cae hacia la acera puede matar gente. Lo que queremos es seguridad», afirma Teresa Martínez, vecina de un edificio del número 7 de la calle República Argentina.

Hasta que no vean la zona completamente despejada no vivirán con seguridad. El vecino que vive al lado del inmueble que se cayó señala que «estuvieron trabajando dos días con maquinaria. Dejaron las puertas colgando y después siguieron cayendo cascotes. De momento solo han venido a medir de una empresa que coloca andamios». El derrumbamiento le ocasionó desperfectos en su domicilio. «Me han roto las tuberías, que son de cerámica. Vamos a ver a hora de quién es la culpa. Lo cierto es que antes no tenía fugas de agua y ahora sí las tengo», afirma. Fuentes del Concello señalaron que la tramitación para obtener el permiso de demolición requiere un tiempo, pero estiman que en breve plazo puedan comenzar las obras.

El edificio afectado sufrió un desplome de toda la parte interior. Hasta el lugar se desplazaron efectivos de Urgencias Sanitarias y Bomberos de Vigo, que reforzaron la estructura para garantizar la seguridad. Los daños en la pista de pádel del Coliseum fueron importantes y desde el incidente permanecen cerradas. Afortunadamente, debido a las restricciones por la pandemia no había nadie en las instalaciones en el momento del derrumbe.

Xunta y Concello se culparon mutuamente del incidente. La concejala de Urbanismo, María José Caride, denunció que la Xunta tardó ocho años en otorgar el permiso para la demolición. La delegada de la Xunta, María Fernández-Tapias, criticó que ni el propietario ni el Ayuntamiento protegieron debidamente el edificio.