La acera que me desespera, en Chapela

Monica Torres
mónica torres REDONDELA / LA VOZ

VIGO

asociación de vecinos de Chapela

La asociación de vecinos convoca un concurso de fotografía para visibilizar el problema de movilidad con el que conviven, al igual que el de los grafitis

14 mar 2021 . Actualizado a las 01:28 h.

Los vecinos de Chapela, a los que una autopista y varias carreteras nacionales dejaron en tierra de nadie, tiran de retranca gallega para intentar mejorar su entorno. Hartos de llamar a todas las puertas sin conseguir resultados, han convocado el concurso La acera que me desespera. Es un certamen fotográfico en el que se valorará el realismo sobre la calidad de la imagen en sí. «Un jurado, que promete ser imparcial dentro de sus posibilidades, votará la peor acera, en relación al estado, la accesibilidad, la apariencia o la limpieza», explicó la secretaria de la asociación de vecinos de Chapela, Ángela Méndez.

El presidente del colectivo, Marcial Pérez, destaca que tienen aún menos aceras que calles, pese a que estas no superan las tres o cuatro. Aun así, tampoco duda de la facilidad para encontrar puntos negros sobre los que disparar los objetivos de las cámaras. «Se supone que aún somos núcleo urbano, pero en Chapela casi no hay aceras o están en un estado lamentable. Tampoco tenemos casi calles, solo caminos, carreteras nacionales y autopistas», señala, la vez que hace un guiño a Luis Bará identificándose con la frase en la que calificó a Chapela como «una parroquia mártir de las obras de ampliación de Rande». «Aquí estamos como en las favelas: o pagamos por ir por autopista o todo lo que hay alrededor es tercermundista», sostiene el presidente de la asociación vecinal.

Los problemas de mantenimiento no solo se limitan a las aceras. En sus Crónicas de abandono de Chapela, título con el que bautizan las entregas en las que describen las deficiencias existentes y que, como la de las aceras, presentan por registro en el Concello de Redondela, también advierten del abandono del Camiño da Correola. Indican que esta vía de acceso a varias casas está totalmente impracticable, con socavones y maleza. «Varios residentes han sufrido, por el estado de abandono en el que se encuentra, caídas por resbalar o tropiezos con raíces de árboles, que obligaron a actuar a los servicios de emergencias, como el pasado 6 de enero», señalan.

El problema del feísmo por grafitis merece un capítulo entero porque se han convertido en un mal endémico en Chapela. Los vecinos han pedido también ayuda al gobierno local, aunque la mayoría de las pintadas son en propiedades privadas, por lo que tampoco pueden actuar. «Con el gobierno anterior tuvimos varias reuniones por el vandalismo de los grafitis e incluso le entregamos una grabación que los autores habían colgado en su página en plena faena, pero ni caso», señala Ángela Méndez.

Ahora están volcados con el tema de las aceras para evitar accidentes. Las fotografías pueden entregarse o enviarse hasta el 12 de abril. El premio incluye la publicación de la imagen en su Facebook, un adoquín y un kilo de cemento, «que nosotros pediremos al Concello».

Malestar porque el plan de Transportes para la AP-9 no prevé las pantallas acústicas ni visuales

Tras una larga espera desde que finalizaron las obras de ampliación de la AP-9, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (antes Fomento) aprobó de forma definitiva el proyecto para la reposición de los viales dañados en Chapela. Pero el expediente de información pública y el proyecto, cuyo presupuesto alcanza los 2,92 millones de euros, no convence a los afectados. De hecho, el portavoz del colectivo, Francisco Puch, trasladó ayer el malestar y anunció una reunión en la que intentarán consensuar posturas con el mayor número de asociaciones posible, «porque el proyecto no recoge casi ninguna de las 22 alegaciones que presentamos en su día».

El objeto del proyecto anunciado ayer por el Ministerio es realizar una reposición y mejora del viario en aquellos accesos perjudicados por las obras. Las actuaciones se centrarán en tres puntos concretos: el paso elevado a Trasmañó, el Camiño Mouriño (en un margen de la N-552 o avenida de Redondela) y la humanización del Camiño da Igrexa y de la Rúa Pasán, que transcurren paralelos a la AP-9 en sentido Vigo.

Los vecinos urgen la colocación de pantallas acústicas antirruido (como se comprometieron en su día, ya que el estruendo de la autopista afecta incluso a la actividad diaria de su instituto) y las vegetales, para minimizar el impacto visual en los muros del centro urbano, explica Puch. Advierten que no se contemplan zonas verdes y que quieren que se reponga la fuente de Cornido.