Derrotados por la dureza del Dakar

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Ricardo Ramilo y su copiloto se vieron obligados a abandonar la prueba

14 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La aventura en el Dakar del vigués Ricardo Ramilo y de su copiloto, Xavi Blanco, llegó el martes a su fin. «Hoy el Dakar nos ha derrotado», asumía con deportividad el piloto tras verse obligado a abandonar la competición debido a varios contratiempos que no le dejaban otra opción. «El rali nos ha mostrado su cara más dura, esa que le hacer ser el rali más complicado del mundo», indica.

En concreto, el equipo sufrió el pinchazo de tres ruedas y también se les rompió la correa de transmisión, así como dos palieres, explica Ramilo. Todo, a unos 120 kilómetros del final de la etapa. «No es plato de gusto, pero habrá que aceptar la derrota», comentaba dejando claro, además, que se centran en la alternativa que les queda. «Tenemos un día entero (en referencia a la jornada de hoy) para reparar el buggy y reengancharnos en la categoría más floja, que sería la de repesca o consolación», detalla.

Ramilo recalca que no son profesionales y que dieron lo mejor de sí, pero las circunstancias de la prueba acabaron por pasarles factura. «Queríamos hacer la parte más difícil de las etapas once y doce, pero consultando con nuestro preparador, lo mejor era venirnos al paddock e intentar reparar el bugy», añade. De lo contrario, hubieran quedado aparcados y ya no podrían optar a esa repesca a la que se agarran ahora.

Los problemas comenzaron cuando se quedaron tirados en medio del desierto sin conseguir que el coche arrancara. «Nos dieron una rueda de repuesto para continuar el camino, pero también nos dijeron que en la última parte de la etapa teníamos por delante muchas dificultades y había un montón de coches tirados que no eran capaces de pasar», relata.

Mientras se encontraban en la tesitura de ver si lograban o no de reemprender la marcha, contaron con el apoyo de dos personas del lugar, los hermanos Mohemed y Abdullah, a los que Ramilo presenta ya como «dos amigos árabes» que se lleva de esta experiencia. «Nos ayudaron ofreciéndonos una chilaba para pasar la noche, porque hacía bastante frío, y también una manta para taparnos los pies».

El vigués agradeció enormemente estos gestos, que no se hubiera imaginado que tendrían. «La gente de aquí es muy diferente a cómo los vemos nosotros desde España. Esta es una muestra más», agradece. Le escoltaron hasta el lugar donde pasaron la noche, en medio del desierto, y les ofrecieron «de todo». «Nos dieron comida y ropa. Y no prestada, sino que nos dijeron que nos la regalaban, que estaban para todo lo que necesitáramos. Así que va mi homenaje desde aquí para ellos», destaca. Entre las mejores cosas que se lleva de este desafío está «haber descubierto un mundo nuevo que no conocía» a través de personas como esas dos.

Error de «novatos dakarianos»

Finalmente, el abandono vino dado por una equivocación que cometieron Ramilo y Blanco. «Se soltaron varias veces las mechas, aparcamos y tuvimos el error de dejar las luces puestas, así que nos quedamos sin batería como dakarianos novatos que somos», expone con humor. Pese a ese inconveniente y al frío, consiguieron hacer «una hoguerita» para entrar en calor y sobrellevaron bien las bajas temperaturas.

Entre contratiempo y contratiempo -«lo de los pinchazos es una tortura»-, también se llevan otro tesoro del Dakar: el entorno en el que se movieron. «Estuvimos en la frontera entre Egipto y Jordania, la zona del Mar Rojo, muy bonito. Disfrutamos de esas pequeñas dosis de turismo cultural que nos encanta y que no pensábamos», cuenta.

Además, aprovecharon para hacer propaganda con su coche de su tierra natal. «Como estamos con el Xacobeo, nos dimos paseos para que la gente lo vea y conseguir más turistas», subraya. Un buen puñado de buenos recuerdos de un Dakar que se quedara como una experiencia positiva pese a no haber podido cumplir el objetivo.