San Blas, el protector de las gargantas

La Voz

VIGO

óscar vázquez

La parroquia viguesa recibirá hoy a miles de personas en la romería más importante de esta época del año

03 feb 2020 . Actualizado a las 22:59 h.

Veinticuatro furanchos están preparados para recibir a las miles de personas que acudirán hoy a la romería de San Blas en Bembrive. Aunque no es la primera de la temporada, la de esta parroquia viguesa, que además es entidad local menor, es la que moviliza a más personas en esta época del año. No son pocos los centros de trabajo que mantienen hoy un ritmo suave de funcionamiento debido al gran número de empleados que han pedido permiso para subir a San Blas.

Porque es esta una cita tradicional con la religión, pero también con los amigos, reunidos en las numerosas peñas que se identifican por sus pañuelos. De hecho, ya ha sido distinguida con la calificación de interés turístico por la Xunta de Galicia.

San Blas tiene muchos devotos debido a su buena mano contra las enfermedades de garganta. De ahí que la tradición impone un pase de pañuelo o bufanda por la gorxa del santo con el fin de obtener esa protección que anuncia la festividad.

Desde primeras horas de la mañana se suceden las misas en la iglesia de Santiago de Bembrive, pero el momento cumbre se alcanza en la de las doce, a cuyo término parte la procesión en una carrera de obstáculo alrededor del templo, que también tiene la singularidad de presentar partes románicas.

Pero, como toda romería, la parte mundana tiene tanta pasión como la espiritual. Las peñas se concentran en los veinticuatro furanchos habilitados para estos días en la zona. Allí, por la mañana se podrán degustar los vinos sobrantes de la pasada campaña y, al mediodía, el cocido se convertirá en necesario para seguir manteniendo las fuerzas.

Porque hay quien prolonga la jornada hasta altas horas de la noche, no en vano, en estos días los furanchos cierran de madrugada, no vaya ser que quede vino para el año siguiente.

Lo que sí es bueno recordar es que la romería y la conducción no casan bien. Todos los años, la policía detecta a un considerable número de conductores que soplan más vapores etílicos que el triste oxígeno. Así que es mucho más cómodo subir en autobús público hasta esta bella zona del municipio.