El tráfico pesado agrieta Alcabre

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Desesperación vecinal ante el paso de camiones de 40 toneladas hacia una nave industrial

02 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La asociación de vecinos Nosa Terra de Alcabre de Vigo ha pedido al Concello que resuelva el problema de seguridad vial que se registra en la Baixada a San Paio de Navia. Más de 60 vecinos han firmado un escrito que recoge sus problemas por el paso de camiones y vehículos pesados a escasos metros de un colegio y con apenas anchura en la calle. El cruce de camiones ha agrietado varias viviendas de la zona y ha resquebrajado el firme que no puede soportar tanto tonelaje.

El vial peligroso comunica la avenida de Europa con la alameda del antiguo San Pelayo de Navia. A mitad de camino se encuentra la nave de la empresa Ciserpo. Se trata de una de las grandes empresas logísticas y de distribución que trabaja para PSA almacenando piezas que traslada continuamente a la factoría, según las necesidades que se detectan en Balaídos. En total la empresa cuenta con cuatro almacenes que ocupan 7.000 metros cuadrados en distintos puntos de Vigo. El de Navia es uno de ellos y genera un constante movimiento de camiones. Ayer en la puerta de la nave se encontraban dos grandes tráileres, mientras en el interior había movimientos de carretillas transportando material.

La instalación perteneció en su día a la familia San Martín, que tenían autorización como almacén de hierros para su negocio de reciclaje de metales.

El uso se mantiene para piezas metálicas no solo para PSA sino para otras grandes compañías de la automoción, como el Grupo Antolín y otras metalúrgicas. Las salidas y entradas de camiones se suman al paso periódico y constante a lo largo del día de autobuses de Vitrasa. De tal manera que, cuando se cruza un autobús como un camión, hay serios problemas porque no caben a la vez en una carretera de apenas seis metros y alguno de los vehículos tiene que dar marcha atrás. El problema se solucionaría ampliando el vial en ciertos tramos y conectarlo con la salida sur del PAU de Navia.

Ignacio Comesaña, uno de los líderes vecinales de la zona, explica que la rotonda para mejorar el acceso a la ampliación del PAU está pendiente de ejecutarse. Eses mismo vial facilitaría la entrada y salida de camiones evitando la parte más angosta del camino, que coincide además con las proximidades del colegio Amor de Dios. Un grupo de alumnos de bachillerato de este centro que acude durante el recreo a comprar la merienda en la tienda de alimentación, se quejaba ayer del tráfico que invade la estrecha franja reservada para peatones.

Familias con carritos de bebés se ven también obligadas a invadir la calzada. El problema de la circulación se produce no solo cuando se cruzan los camiones, basta que pasen a la vez un Vitrasa y una ranchera para que el vehículo de menor tamaño, en el caso el cuatro por cuatro, tenga que maniobras y dar marcha atrás unos veinte metros para poder cruzarse con el autobús sin riesgo. Además, los vehículos incluido el bus urbano pasan a gran velocidad, a pesar de que está limitada a 30 kilómetros por hora. «Lo más urgente es que pongan bandas reductoras de velocidad en la zona más próxima al colegio y a la tienda de ultramarinos», señala Comesaña. Los peraltes reductores solamente se han construido en el extremo final de la carretera. Por todas esas cuestiones, los vecinos han colocados una pancarta reivindicativa en al entrada del barrio y junto al colegio.

«Las entradas y salidas del colegio son tremendas y se forman cuatro grandes atascos al día, a las horas punta», señala Belén Lago, madre de un adolescente, que, al menos, ha logrado que le pongan los quitamiedos delante de la fachada de su casa para conseguir una mínima protección cuando la familia sale del hogar.

La intensidad del tráfico en una calle estrecha por la que pasan vehículos de 40 toneladas ha provocado que «salgan grietas en las casas», señala uno de los vecinos mientras muestra el requiebro que ha surgido en el alicatado de su cocina. En la vivienda del otro lado también son visibles las grietas en la pared.