Educación a toda vela

Monica Torres
m.torres BAIONA

VIGO

Club de Yates Monte Real de Baiona

Chicos con trastornos de conducta del centro de Panxón van a clases de navegación en Baiona

15 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas veces los alumnos de un colegio van contentos a la escuela. Pero los del centro de educación especial de Panxón, no tienen excusa porque disfrutan desde esta semana de clases de vela. Este proyecto, del Monte Real Club de Yates posibilita que los alumnos, con edades comprendidas entre los 10 y 18 años y de toda Galicia, sientan en su escuela de vela la responsabilidad y la libertad de hacerse con el timón de su vida. «Son chicos con trastornos graves de conducta en el sistema educativo ordinario pero que aquí responden muy positivamente a nuestra metodología alternativa», explica el director del centro, Rafael Lores.

«Es un proyecto maravilloso que debería ser extensible a todos los centros educativos. El mar, la disciplina y el aprendizaje por descubrimiento en un medio real, que además es el de nuestro propio colegio, es una situación educativa por la que deberían pasar todos los adolescentes», apunta el director. Su metodología se basa en la de los intereses y no en asignaturas.

De la mano de dos entrenadores de la escuela de vela del club, ocho alumnos acompañados por varios de sus docentes, se subieron a una neumática motora para reconocer la bahía de Baiona y participar en varias actividades didácticas en puntos como la baliza de San Xoán, el canal de La Porta o los islotes de Serralleiras. Emplearon cartas náuticas, compases de aliada, rezones de fondeo, escandallos, cabullería y otros elementos náuticos, explican sus monitores, quienes destacan la reacción «positiva y proactiva a las dinámicas programadas». El Monte Real tratará de conseguir apoyos para poder extender la propuesta y hacer partícipe de ella al mayor número posible de centros de este tipo. «Lo que busca el club es que el deporte náutico, y más concretamente el del deporte de la vela, sirva de ayuda para educar, fortalecer, ofrecer nuevos recursos y herramientas a personas con graves problemas de conducta», señala la entidad. Los beneficios, además de la ilusión palpable entre todos los jóvenes, son, «el desarrollo de la inteligencia emocional y la resiliencia, la mejora de la comunicación interpersonal e intrapersonal, la adquisición de habilidades en planificación y responsabilidad o el aumento de la capacidad de decisión».

Tanto desde el centro como desde el club se valora además la convivencia y el trabajo en equipo como claves para la educación integral de los jóvenes.