Diego Piñeiro, un nuevo «hispano»

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

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Balonmano El pivote vigués ha recibido su primera convocatoria con la selección

10 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado tres lustros desde el día que Diego Piñeiro, paseando tranquilamente por la calle en Vigo junto a su hermano y su abuelo Francisco, se encontró con el presidente de Pilotes Posada, entonces patrocinador del Academia Octavio. «Francisco, tus nietos son muy altos, deberían venir a probar en el balonmano», les dijo el empresario. Quince años más tarde, aquel niño, convertido en uno de los mejores pivotes de la Liga Asobal, ha recibido su primera llamada con la selección española absoluta.

«Estoy muy contento. Me ha pillado un poco por sorpresa a pesar de que he empezado bien la temporada y estoy rindiendo bien. No me esperaba una convocatoria tan pronto», admitía ayer el jugador de 23 años en pleno trajín de vuelos. El fin de semana disputó con el Ademar, del que es capitán, un nuevo encuentro de Champions, y ayer tocaba regresar a León, la ciudad que ha convertido en su casa. Volver con la llamada de Jordi Ribera de por medio eleva el ánimo.

Piñeiro es una de las cuatro caras nuevas -Sergey Hernández, Kauldi Odriozola y Aranu García le acompañan- que el seleccionador español ha citado para un doble amistoso que disputarán contra Alemania a finales de mes. El pivote vigués había participado el pasado junio en una concentración de jugadores sub-27 a las órdenes de Ribera, pero la citación de ahora será la primera con los Hispanos. Su debut con la selección absoluta. «Está claro que para mí es una gran alegría y un orgullo poder demostrar lo que llevo haciendo casi toda mi vida. Estoy muy agradecido a todos los compañeros de este año, al cuerpo técnico, a mi familia y a todos los entrenadores que he tenido desde pequeñito porque me han enseñado valores y a jugar», proclama el vigués, que en los partidos contra los germanos los días 28 y 29 coincidirá con otro gallego, el portero Rodrigo Corrales, que ya parece una pieza fija en el engranaje de la selección.

Cuando Piñeiro echa la vista atrás, recuerda con cariño los ocho años que estuvo en el Octavio, el club en el que empezó todo. «Me fui a los 16, cuando recibí la llamada del Ademar. Me ofrecían estar en el segundo equipo con la posibilidad de entrenar con el primero. El proyecto deportivo era muy bonito y no me lo pensé. Era una oportunidad y me salió muy bien». Ese mismo año, con los leoneses, quedó campeón de España, lo mismo que con la selección de Castilla y León -juegas en función de dónde tienes la ficha-, llegó a debutar en Liga y en Champions. «Fue un año fantástico», resume el pivote.

Diego fue creciendo de la mano del Ademar hasta convertirse en un referente, al tiempo que quemaba etapas con una selección española con la que se estrenó a los trece años y con la que ha participado en todas las categorías. Su mejor momento como internacional tiene fecha del 2014, cuando logró el bronce europeo con la selección júnior, pero confía en crear nuevos recuerdos, y como hispano.

Con la absoluta llamando a su puerta, Diego tiene claro cuál es su objetivo. «Voy a hacer lo que llevo haciendo esta temporada y las anteriores en mi club, defender, jugar de lo que me pongan y aportar todo lo que pueda». Sueña con que los dos amistosos contra Alemania sean los primeros de muchos, y con que su familia lo disfrute junto a él. «La llamada que más ilusión me ha hecho ha sido la de mis padres y mi hermano. Siento mucho orgullo por poder disfrutar este momento con ellos».