Los investigadores estiman que la pesca ilegal de merluza negra reportó al grupo gallego unos beneficios superiores a los diez millones de euros por temporada, lo que dispararía las ganancias por encima de los 100 millones, pues hay pruebas de que realizaban tal actividad desde el 2006, pese a que los indicios apuntan a que pudieron comenzar incluso antes del 2002. En conjunto, habrían capturado más de 3.500 toneladas de una especie fundamental para preservar el equilibrio medioambiental de la Antártida, por lo que están acusados en la Audiencia Nacional de un delito contra el medio ambiente, además de los de blanqueo, falsedad documental e integración en grupo criminal.
También se despejó la incógnita sobre el nombre de la operación, que se bautizó como Yuyus por un juego de pronunciación sobre la condición pirata de los buques, IUU por sus siglas en inglés illegal, unreported and unregulated; es decir, ilegal, no documentado y no regulado.