La ocurrencia

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO

22 ago 2014 . Actualizado a las 11:31 h.

la anunciada reforma electoral que Rajoy quiere promover en solitario demuestra que ha entrado en pánico tras las elecciones europeas. Y que, para mantener el poder a toda costa, el PP está dispuesto a impulsar unos cambios en las reglas de juego que, a pocos meses de los comicios, resultan escandalosos. Porque benefician al partido de gobierno, pero no se observa ninguna ventaja para la «regeneración democrática» que proclaman sus promotores.

No se entiende, por ejemplo, por qué se aplica este criterio en los ayuntamientos y no en el Gobierno del Estado o en las autonomías. Ni qué sentido tiene este giro presidencialista en lo municipal. Ni si es compatible con el artículo 140 de la Constitución, que proclama que los alcaldes «serán elegidos por los concejales o por los vecinos». Habrá que ver qué interpretación se hace de esta frase.

Además, esto ayudaría muy poco a la participación ciudadana y a la democracia. Por ejemplo, desaparecería la figura de la moción de censura. Y el pleno municipal perdería cualquier función de control. Un alcalde presidencialista, salido del nuevo modelo, gobernaría a su antojo. Y los debates en pleno tendría tanta trascendencia como una tertulia de televisión. Sus votaciones carecerían de trascendencia. Los ediles fuera del gobierno municipal, aunque fuesen mayoría, no tendrían ningún poder ni función.

Pero, por encima estas dudas, está el problema de la oportunidad. Suena muy raro que el Gobierno de Mariano Rajoy quiera impulsar la reforma electoral en solitario a pocos meses de las elecciones municipales. Sobre todo, cuando el cambio beneficia a su partido. Mal vamos si es éste el mensaje que nuestros gobernantes han entendido sobre el malestar de la ciudadanía, reflejado en todas las encuestas, con la clase política y con la administración del país.

Mal vamos si este es el mensaje que nuestros gobernantes han visto en las urnas

eduardorolland@hotmail.com