Con el verano en su recta final se acerca al 98 % y Zamáns supera el 83 %
18 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Hace tan solo tres años, la Xunta estuvo a punto de poner en marcha un trasvase de urgencia desde el río Verdugo al Oitavén para un suministro de agua suplementario al pantano de Eiras, del que se abastecen Vigo y numerosos municipios de la comarca. Al final, unas lluvias copiosas y providenciales lo paralizaron y desde entonces no se ha vuelto a producir una situación de preemergencia como aquella.
De hecho, la presa, ubicada en Fornelos de Montes, está pasando un verano excepcional: el pasado día 11, lunes, se encontraba prácticamente llena, al 97,7 % de su capacidad (en total puede acoger 22,1 hm3), pero tres semanas antes el porcentaje superó el 99 %.
Aunque tiene mucha menos relevancia para el abastecimiento de Vigo, en Zamáns la situación es también buena y lo mismo ocurre en el pequeño embalse de Baíña, en Baiona. La primera, con una capacidad que no supera el 10 % de Eiras, está ahora mismo al 84 %, y la de Baiona almacena cinco puntos porcentuales más. Por tanto, una situación de tranquilidad de cara a garantizar al abastecimiento habida cuenta de que dentro de un mes llegará el otoño.
En los dos años anteriores, los que siguieron a la crisis hídrica del 2011, la situación también fue buena aunque no llegó al nivel de este ejercicio. En 2013 Eiras almacenaba el 85,2 % el 12 de agosto, y Zamáns y Baiona el 78 % y el 79,2 %, respectivamente. Y en 2012, por el mismo orden: 94,3 %, 83,2 % y 80,7 %.
Lo que ocurrió en el 2011 fue que tras una primavera lluviosa el pantano afrontó el final de la primavera y el verano en una situación envidiable: Estaba al borde del 100 % en la primera decena de abril, en la misma fecha de mayo seguía al 97,2 % y al 91,3 % en junio. Con el 82,1 % de primeros de julio empieza la caída libre, que lo deja al 70,1 % en agosto y a solo el 58,5 % en septiembre.
Es estas fechas ya era casi obligado que lloviera, pero la sequía se mantuvo generando una sensación de preocupación durante los primeros días de octubre, con el embalse en el 46,4 %. El 24 de ese mes bajó al 42, 7 % y las alarmas se dispararon. Arreciaron las demandas del alcalde a la Xunta para que pusiera en marcha un trasvase de emergencia y desde el departamento de Medio Ambiente se empezó a planificar la operación. No era algo sencillo y precisaba una fuerte inversión y semanas de ejecución. Y el 40 % de agua embalsada no era una cifra real: hay una parte de líquido que nunca puede utilizarse por los lodos y el mal estado de los fondos.
Justo en ese momento se produjo el milagro. Solo tres días después, el 27 de octubre, ya estaba al 65,5 % y siguió progresivamente aumentando hasta el 80 %, entorno en el que se mantuvo todo el invierno. Y ya en la primavera, a mediados de abril, lluvias copias lo situaron directamente en el 100 %.
Este repunte se debió a dos factores: las lluvias, imprescindibles, y la amplia cuenca con que cuenta Eiras, que permite rentabilizar el agua caída con rapidez. Algo que no sucede en Zamáns, con una cuenca limitada y donde se precisan períodos largos de lluvia para que el embalse mejore sus porcentajes de ocupación.
En cualquier caso, tras el sofoco de hace tres años no han vuelto a plantearse demandas de trasvase y la excelente situación de este verano las entierra por el momento, aunque sin duda habrá de nuevo futuras crisis.