El Camp Nou se ha convertido en un estadio imposible para el Celta. Nunca a lo largo de la historia ha sido capaz de ganar allí. El único triunfo frente al Barcelona a domicilio en los 46 enfrentamientos en Primera División llegó en el año 1941 y fue en el campo de Les Corts por 0-2, curiosamente, la única vez que los vigueses fueron capaces de mantener su portería a cero en el feudo catalán. Desde entonces una decena de empates ha sido el mejor botín. Ni campos tradicionalmente gafes como El Sardinero se le han atragantado tanto a los celeste.
Francisco Roig Zaragoza había sido el héroe de aquella victoria de la pos guerra. Los goles del tinerfeño -por entonces había una fuerte implantación canaria en la plantilla- habían superado en la tercera jornada a un Barcelona que acabó aquella liga únicamente un puesto por encima del descenso mientras que los vigueses firmaron una excelente quinta posición en una Liga que ganó el Valencia.
Ni portería a cero
Desde el traslado al Camp Nou la estampa del triunfo para el Celta no ha vuelto a repetirse. Los vigueses ni han sido capaces de regresar nunca más con la portería a cero. Sus visitas han terminado en 35 derrotas y diez empates (con 122 goles en contra y 37 a favor), curiosamente la mitad coincidiendo con el cambio de milenio y con la irrupción del Eurocelta. De hecho, de las últimas diez visitas cinco de ellas acabaron en empate, el último a un gol en el ejercicio 2003/04. De aquel partido quedan como supervivientes los azulgranas Puyol y Xavi. De los célticos que entrenaba Lotina ni rastro. Jesuli había adelantado a los celeste y Cocú empató después.
Con Pinto de portero
La última visita antes del descenso se saldó con por una derrota por 3-1 (Pinto, ahora azulgrana, era entonces el portero céltico y Borja Oubiña ya gobernaba la medular), mientras que en la anterior los vigueses habían caído por 2-0.