El Concello, incapaz de mantener en servicio el bus del Casco Vello

Juan Manuel Fuentes Galán
Juanma Fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

Miguel Estévez

Ayer sufrió su quinta avería en cuatro meses y está otra vez inutilizado

21 ago 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

Ni con batería nueva ni sin ella, ni con advertencia municipal de rescisión de contrato ni sin ella. El autobús eléctrico que comunica el Casco Vello con la zona litoral más céntrica de la ciudad volvió a fallar en la mañana de ayer y nuevamente está fuera de servicio. Es la quinta vez que ocurre desde el 2 de mayo y en estos casi cuatro meses ha funcionado menos de la mitad del tiempo.

En este período el gobierno municipal ha ido endureciendo su discurso ante la empresa que lo suministró, radicada en la Comunidad Valenciana, hasta el punto de que el edil de Tráfico, Carlos Font, advirtió que podría tomar medidas rescindir el contrato. Quizás por ello esta sociedad, Clem, gestionó con la empresa fabricante italiana el cambio de la batería, lo que parecía la solución definitiva.

Esta renovación seguramente no fue sencilla de conseguir ya que su precio supera los 60.000 euros, y obviamente se llevó a cabo utilizando la garantía y sin coste para el Concello que ha desembolsado casi 500.000 euros por el vehículo y la creación de la línea. Pese a este elevado desembolso los problemas se suceden.

En el caso de ayer el modus operandi volvió a ser el mismo de siempre: los usuarios se enteraron por un anuncio colocado por Vitrasa en las paradas de este autobús y el Concello guardó silencio. Tampoco Vitrasa informó de lo ocurrido ya que la encargada del transporte público argumenta que su labor se limita a gestionar un vehículo que el Concello adquirió al margen de la concesionaria.

Sin sustituto

A la espera de lo que pueda ocurrir parece evidente que es imposible consolidar una línea de transporte novedosa cuando cada pocos días sufre un parón y queda anulada. Y es que la diferencia entre el bus eléctrico del Casco Vello y las demás líneas de la ciudad es que carece de sustituto. Por tanto, cuando se avería el servicio se interrumpe y los interesados en utilizarlo tienen que limitarse a esperar su arreglo.

El desinterés del gobierno municipal llega hasta el punto de que la mayoría de las veces vuelve a funcionar sin aviso previo. Simplemente, se quitan los avisos de avería de las paradas y los usuarios intuyen por esta vía que el servicio vuelve a la normalidad.

La primera incidencia se produjo el 2 de mayo y supuestamente fue una parada prevista para su revisión. Tardó más días de lo previsto en volver a la calle, lo que hizo el 9 de mayo. De manera sorprendente esa misma jornada reventó y de inmediato fue trasladado a las cocheras de Vitrasa.

Esta segunda avería alarmó a los gestores municipales, que exigieron garantías cuando volviera a funcionar. Pese a ello, no regresó hasta el 28 de mayo, pero transcurridas tres horas se estropeó en la falda de O Castro, justo enfrente del Concello. Esta vez estuvo parado hasta el 12 de junio y empezaron a escucharse las primeras quejas municipales.

El puñetazo en la mesa provocó un mes seguido de servicio sin averías, pero esta llegó el 12 de julio. Aquí el concejal Carlos Font ya no tuvo más remedio que exteriorizar de nuevo su malestar y la empresa suministradora logró que el fabricante enviara una nueva batería. El 6 de agosto el bus volvía al barrio histórico renovado en un componente fundamental en un vehículo eléctrico. Parecía que era la definitiva... hasta ayer.

Por la mañana las paradas de la línea volvían a lucir el ya casi habitual cartelito anunciando que estaba fuera de servicio. Y como siempre, el Concello no facilitó información alguna y desde Vitrasa solo confirmaban la avería sin poder dar más detalles ni cuando se recuperará el servicio.