El físico suizo Leo Dubal visitó, junto a Pepe Galovart, los alrededores de Vigo para ahondar en la vía astronómica del arte rupestre gallego
13 oct 2011 . Actualizado a las 11:48 h.Contra viento y marea, Pepe Galovart trata de buscar un sentido científico a una serie de coincidencias entre los petroglifos gallegos. Este matemático, que inicio sus experimentos en el laberinto de Mogor, opina que hay una clave astronómica entre todas estas formas que tiene ver con el recorrido del sol hacia occidente.
La semana pasada recibió la visita de Leo Dubal, un físico suizo con prestigio internacional en el campo de la paleoastronomía y la arqueometría, modalidades que en Galicia la arqueología clásica se empeña en despreciar. Por el contrario, Pepe Galovart, su máximo representante en la comunidad, no cesa de realizar mediciones entre las diferentes piezas, encontrando puntos en común relacionados con la orientación del sol. «Es la tercera vez que nos visita, de hecho, iniciamos juntos el trabajo del laberinto de Mogor, que Dubal se encargó de presentar hace un año en un congreso internacional», explica Galovart.
Durante tres días, el anfitrión vigués dirigió a Dubal y a su esposa por varios petroglifos de los alrededores de Vigo. Tras una primera comprobación en Mogor, los investigadores se trasladaron a Sabaxáns y Gargamala, en Mondariz; Verducido, en A Lama; Tourón, en Ponte Caldelas; y Aguasantas y Lombo da Costa, en Cotobade. «Dubal no vino a decir esto es cierto, ese es un problema de los arqueólogos de aquí; él vino a conocer algunos petroglifos que desconocía», añade el matemático vigués.
Si José Luis Galovart ha enfocado sus investigaciones hacia las relaciones entre el sol y las manifestaciones rupestres, Leo Dubal está ahora más interesado en la relación de los grabados con la luna. «Yo tan siquiera sabía que estos últimos días había luna llena; muchas de las fotografías que hizo estaban dirigidas hacia la luna, en particular, en Lombo da Costa», dice.
En todos estos sitios, en algunos más que en otros, los componentes de la excursión contemplaron y disfrutaron con el juego de luces y sombras. «Verducido es un sitio donde la acción de los rayos del sol cerca del atradecer se deja sentir; hay todo tipo de juegos, de líneas y de sombras y, si estas dispuesto a verlo, lo ves, pero solo es un punto de vista. Te pones en aquellos círculos y ves la sombra que va cambiando con el paso del tiempo, creándose todo un juego con las sombras, que a veces se alinea, etc. Él quería verlo sobre el terreno», explica.
Leo Dubal, que tiene una amplia experiencia en manifestaciones rupestres en todo el mundo, manifestó su sorpresa por los petroglifos gallegos. «No acababa de entender que los círculos aquí son muy diferentes porque hay un sistema de líneas que provocan que sean diferentes. Él estaba más con la idea de que eran estructuras independientes», dice Galovart, que ya espera al equinoccio para regresar a sus mediciones.
«En aquellos círculos, con el paso del tiempo, se crea todo un juego de sombras»