El pazo-sala de exposiciones

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

El Quiñones de León ha perdido su carácter original como pinacoteca y se debate ante un futuro que nadie sabe adónde puede llevarle

16 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El próximo verano, el Museo Municipal Quiñones de León cumplirá 75 años, edad que no le ha salvado de vivir con la incertidumbre de saber cómo será su futuro. La presencia del BNG en la Concellería de Cultura el pasado mandato, provocó una reestructuración museística que dejaba a Castrelos como cabeza de una red municipio. Su encargo era asumir la memoria de la ciudad. Con tal objetivo, a finales del pasado año, el museo comenzó a funcionar como sala de exposiciones temporal. Al mismo tiempo, en este caso con carácter permanente, se mantuvo la exposición de arqueología. La gran pinacoteca acumulada durante su historia por el ayuntamiento fue destinada al nuevo museo del Casco Vello. La salida del BNG y la política de Caballero de no facilitar información a la mayoría de la prensa sustenta la actual incertidumbre. Es probable incluso que ni la concejala de Cultura sepa qué va a pasar en su principal museo.

Mientras tanto, es un placer acercarse a este rincón florido de la ciudad, con el espectacular jardín interior del Pazo Quiñones de León. La agradable sensación se mantiene cuando, una vez escuchadas las normas de la visita, se traspasa la portería para adentrarse en la antigua capilla. El sencillo retablo o el Cristo de madera suponen una breve huida espiritual al pasado, muy útil para traspasar la historia y caminar por la arqueología. Desde los paleolíticos bifaces de Coruxo, a los neolíticos cinceles de la isla de Toralla, pasando por las diferentes cerámicas castreñas y romanas del yacimiento de O Castro, hasta llegar al solidus de oro encontrado en Juan Ramón Jiménez, se muestra al visitante su pasado más remoto.

Otra cosa es la función de sala de exposiciones, que en la actualidad acoge una muestra sobre el siglo XIX en Vigo y otra, sobre la literatura trovadoresca. Los cuadros que se han dejado están tan mal iluminados que es imposible obtener una visión correcta de la obra. Además, han colocado deshumidificadores en todas las salas que levantan la sospecha acerca de las últimas reformas que se realizaron en el edificio.

Por otro lado, es excesivo el tiempo de duración de estas exposiciones, fijado en un año para el caso de la actual. Excesivo porque resta interés al museo. Hay que tener en cuenta que si bien hay objetos, la muestra pretende difundir una información histórica que puede no ser interesante para muchas personas. Y es que las exposiciones de paneles no suelen provocar largas colas de visitantes en ningún museo del mundo.

En cualquier lugar civilizado del mundo existen políticas culturales a largo plazo, que no están expuestas a los designios de las urnas. En Vigo, sin embargo, el Quijote puede convertirse en una vulgar novela de vaqueros dependiendo del color político que ocupe el gobierno de la praza do Rei.

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