«Aida» en Balaídos

VIGO

23 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Como buen celtista, yo también he cantado Aida, de Verdi, en Balaídos. Hecho un Carusso de las Traviesas, he interpretado varias veces, a voz en grito, desde la platea de Río Alto, la Marcia Trionfale, junto a otros treinta mil vigueses, en pie y agitando bufandas. De entre todos estos momentos operísticos, recuerdo especialmente el 4-0 que nuestro equipo le endosó a la Vechia Signora, la Juventus de Turín, con Davids, Del Piero y Zidane arrastrándose.

Eran los tiempos de Mostovoi, de Karpin, de Revivo, de Gustavo y de Mazinho, que nos dieron momentos que no olvidaremos nunca. Rendidos a ellos, y a Víctor Fernández, cantábamos A Rianxeira, que se convirtió en nuestro himno. Pero, tal vez para darnos lustre, y presumir de que nuestra ciudad obrera tiene Universidad, en las grandes gestas nos poníamos en pie y cantábamos Aída, como si Balaídos fuese la Scala de Milán.

Los viejos buenos tiempos pasaron y un día tuvimos que volver a la cruda realidad. Ya no entonamos más la partitura de Verdi, con nuestro propio libreto de ¡La, la, la!.

Aida vuelve a Vigo. Lo hará el próximo viernes, 29 de julio, en el auditorio de Beiramar, con la Ópera Nacional de Dónetsk, ciudad de Ucrania cuyo equipo también cayó en Balaídos, en la temporada 2000-2001, la misma en la que, también en la Uefa, eliminamos al Estrella Roja y al Stuttgart. Confiemos en que no nos guarden rencor los 106 artistas que estarán la próxima semana sobre el escenario de nuestro auditorio.

Lo curioso del caso es que la entrada para el evento cuesta solo 29 euros. Y, aunque esto pueda parecer mucho dinero, sobre todo en tiempos de crisis, lo cierto es que, comparado con lo que se paga en Balaídos, resulta una miseria. Por ver a más de cien artistas en escena y un montaje faraónico, se paga menos que por ver a diez artistas, arropando a la prima donna, Roberto Trashorras.

Para disfrutar de Aída hoy, en Vigo, hay que cambiar Balaídos por el auditorio. Y, además, sale más barato, sobre todo tras la inoportuna subida de precios que acaba de anunciar el Celta, incluida una penalización de 50 euros para los nuevos socios, lo cual podría ser una medida humanitaria: disuadiendo a los nuevos aficionados, se les ahorra una abundante ración de disgustos.

Para colmo, la campaña de abonados se inicia ahora, en medio de la nada, en el mes más ocioso del año. Cuando hubiera sido bueno aprovechar la ilusión generada tras la emocionante promoción contra el Granada. Pero es lo que tiene este club, empeñado en desencantarnos. Por razones inexplicables, no lo van a conseguir. Aunque para ir a cantar Aida debamos ir el próximo viernes a jalear a unos señores de Ucrania vestidos del primo de Amenofis IV.

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