A las fans que desde muchas horas antes del concierto hacían cola para verle y que coparon las primeras filas frente al escenario era muy difícil defraudarlas. Como no podía ser de otra manera, cuando David Bisbal saltó al escenario de un auditorio de Castrelos abarrotado a las 23.02 horas se desató la locura. El tema Sin mirar atrás, que da título a su último trabajo discográfico y a la gira que le trajo ayer a Vigo, fue el elegido para abrir un recital que se prolongó durante más de dos horas.
Vestido con pantalones-falda negros, camisa gris y chaleco vaquero, el almeriense saludó al público con un «¡Buenas noches, Vigo, esta gente bonita! ¡Qué calorcito rico tenemos hoy aquí!». A continuación se sucedieron más temas correspondientes a su último álbum de estudio, como Esclavo de tus besos y varias baladas, que los más incondicionales eran capaces de corear. El resto del auditorio, repleto de público de todas las edades, también disfrutaba a la espera de los éxitos conocidos que tan popular han hecho al artista, que saltó a la fama hace casi una década con Operación Triunfo.
Así que, en una de las citas más esperadas del verano vigués, también hubo tiempo para mirar atrás. Fue cuando llegó el turno de canciones como Bulería, Ave María, Oye el boom, Premonición y Lloraré las penas, que hicieron ponerse en pie al auditorio. Tampoco faltó Mi princesa, dedicado a su hija Ela, nacida el pasado febrero de la unión del cantante con Elena Tablada.
Otro de los momentos más esperados de la noche llegaría con las primeras notas de Wavin' Flag, la canción que grabó junto a K'naan para una campaña publicitaria del Mundial de Fútbol de Sudáfrica que se disputó el pasado julio. Al cierre de esta edición quedaba la duda de si, para interpretar este tema, el ex triunfito vestiría la camiseta del Celta, como hizo en otras ciudades con las equipaciones de los conjuntos locales.
Esta era la segunda vez que Bisbal visitaba Vigo. Su anterior actuación en la ciudad fue también en Castrelos hace justo seis años, el 8 de agosto del 2004, y ya entonces logró agotar todas las entradas en la zona de pago y llenar el auditorio. En aquella ocasión presentaba Bulería, su segundo trabajo tras Corazón Latino (2002) y al que seguirían Premonición (2007) y el propio Sin mirar atrás. El artista arrasó ayer a su paso por Vigo, precisamente, como un ciclón que solo atendía a las 20.000 personas que tenía delante.