Feijoo celebra sus bodas de oro

Jorge Lamas Dono
Jorge Lamas VIGO/LA VOZ.

VIGO

Tras cincuenta años al frente del Gran Circo Feijoo, su propietario se despide de Vigo en 1935 y cede la dirección a su hijo Manuel, años después, creador del Circo Americano

16 jun 2010 . Actualizado a las 14:06 h.

Secundino Feijoo recibió el homenaje de la ciudad de Vigo el 14 de junio de 1935. Aquel día, el empresario ourensano celebraba sus bodas de oro en el mundo del circo y cedía la dirección del Gran Circo Feijoo a su hijo Manuel Feijoo, que años después crearía el Circo Americano y regentaría el Circo Prince en Madrid.

Secundino Feijoo López nació en 1870 en la localidad ourensana de Vilanova dos Infantes, Celanova. Se había iniciado muy joven en el circo como músico, aunque será a partir de 1890 cuando funda su propia empresa. El número principal de aquel espectáculo, que realizaba en colaboración con su mujer Francisca Salas, lo protagonizaba Secundino. El artista-empresario salía a la pista con cuatro vacas amaestradas, que bailaban al son de su gaita. Dicen incluso que cuando salía al extranjero, Secundino se vestía con traje de luces y renombraba a las vacas como toros. «Maniobraba al compás de un pasodoble solemne y pomposo», se podía leer en un periódico de la época.

El burro cantor «Rigoletto»

En un periódico palentino de 1909 denominan al circo de Secundino con el rimbombante nombre de Compañía Internacional, Ecuestre, Gimnástica, Acrobática, Excéntrica, Cómica y Taurina. Estaba integrada por cuarenta artistas, doce caballos, dos bravos novillos y el popular burro cantor Rigoletto .

Sin embargo, Secundino Feijoo sufrió un duro percance en mayo de 1933. Durante una visita a Segovia, el circo fue destruido por un incendio ocasionado por un cohete de fiesta, que prendió en la lona del circo. Las pérdidas fueron valoradas en 250.000 pesetas. Una terrible pérdida para una empresa familiar.

El Gran Circo Feijoo se recuperó del mal trago y regreso a la carretera. Todos los años, con la llegada de la primavera, el circo se establecía en Vigo. Su ubicación no siempre fue la misma. Durante algún tiempo, se situó en la actual calle Reconquista, pero el día del homenaje a su fundador estaba instalado en la Alameda.

Autoridades, medios de comunicación, personalidades y sociedades recreativas concertaron aquel homenaje a un hombre que había «tragado durante cincuenta años el polvo de todas las carreteras de España». Para celebrar su despedida, a sus sesenta y cinco años, Secundino Feijoo saldría aquella tarde vestido con el mismo atuendo que portó cincuenta años antes.

En el homenaje, dirigido por Gustavo Rego, tomaron parte el laureado coro Curros Enríquez, dirigido por Enrique Rodríguez, y la pareja de baile formada por Manuel y Marujita Vázquez. «Secundino Feijoo compartió la emoción con su hijo Manolo, que sustituirá a su padre en la dirección de la empresa», se podía leer en la prensa de la época.

El circo continuó acudiendo a su cita con Vigo hasta 1946, año en el que desapareció. Manuel Feijoo emprendería después otras aventuras circenses con el empresario Arturo Castilla, entre ellas la fundación del Circo Americano o la dirección del popular Circo Price, que tenía su sede fija en Madrid.