Azúcar transformado en arte

L.Miguez AS NEVES/LA VOZ.

VIGO

El maestro europeo Gerard Barsé impartió ayer una clase magistral sobre la artesanía de la decoración con caramelo en el centro EFA A Cancela de As Neves

13 may 2010 . Actualizado a las 11:39 h.

Casi parece magia. Viendo los resultados de museo, cuesta creer que el artista Gerard Barsé haga nacer sus esculturas del azúcar. Este francés chistoso y trabajador empezó con nueve años en el mundo del pan y la repostería. Su entrega le permitió recorrer diferentes pastelerías por el país galo hasta montar su propio negocio en Vierzon, donde tenía a su cargo un equipo de quince personas que elaboraba artesanalmente todos los dulces.

Ahora las sesiones maratonianas al fondo de la nube de harina han acabado y Barsé está volcado en su verdadera pasión, la decoración con el dulce por antonomasia. Y no le importa compartir sus conocimientos, puesto que imparte cursos en compañía de la catalana Judit Comes, especialista en técnicas chinas de talla, ambientación y decoración con frutas. Sus únicas paradas en España son Galicia y Cataluña. En concreto, el centro de formación EFA A Cancela de As Neves.

Treinta atónitos observadores descubrieron ayer las claves que llevaron a este profesional a conseguir el premio de campeón de Europa de azúcar soplado. Alumnos del colegio y profesionales de la restauración fueron el público de excepción de una de las obras del artista, que se inspiró en la cercanía de la comunidad con el mar para crear una obra ambientada en los océanos.

Más de seis horas de trabajo incansable terminaron a media tarde con el montaje de la dulce escultura. El momento más delicado, puesto que equilibrar el conjunto es todo un reto con grandes dosis de improvisación y talento. Los últimos detalles ponen el punto y final a la elaboración e cada pieza por separado. Para los corales se pasa el caramelo fundido por azúcar para darle rugosidad, los bucles de algas nacen de tiras enroscadas sobre un cilindro de metal, las burbujas, del soplado con aire o los moldes de silicona. El resultado puede variar entre un pequeño detalle decorativo a una obra digna de museo de metro y medio de altura. Y la eterna pregunta: ¿Luego se come? Pues... el azúcar que utilizan no es tan dulce como el habitual, aunque sabe bien. Las obras son comestibles porque para pegar los elementos se usa el propio material, que bajo el calor actúa como sabrosa cola. Claro que visto el resultado, imposible hincarle el diente.

La clase magistral se cerró ayer aunque debido a la expectación levantada, hoy el maestro francés repetirá, aunque esta vez para una sesión de panes italianos, franceses y repostería. Parte de los asistentes serán los propios estudiantes de la escuela, donde en la actualidad cursas sus módulos unos 80 jóvenes en las áreas de hostelería y administrativo. Los demás mortales se tendrán que conformar con salivar y leer.