Trashorras lidera un triunfo de fuste

X.R. Castro

VIGO

Segundo triunfo consecutivo del equipo vigués, que vive su situación más cómoda del curso en la tabla

21 mar 2010 . Actualizado a las 02:01 h.

El Celta respira un poco más tras darse la alegría del curso liguero. Un genial Trashorras lideró al conjunto vigués en su victoria sobre un Cartagena que no aprovechó el desajuste defensivo local en el inicio y que después se dio de bruces con la raza de los celestes, más enrabietados que nunca. El triunfo, el segundo consecutivo, le permite alcanzar por primera vez la décimo tercera posición y disfrutar de un colchón de siete puntos con respecto al decenso. Algo impensable hace tan solo ocho días.

El Cartagena demostró tener más pólvora, pero fue el Celta quien dio primero. En un partido con alternancias, sin nadie renunciando al balón como indicaba el guión y con Toché ganando la espalda a los centrales célticos con demasiada asiduidad. Tanta, que con el empate sin goles Yoel estuvo prodigioso en un mano a mano con el pichichi de la Liga. Antes, nada más empezar le habían anulado un gol por claro fuera de juego.

Pero el Celta tiene a Trashorras en estado de gracia. Todo lo que existió en clave celeste más allá del medio campo llevó la firma del diez. Un disparo lejano por encima de la frontal, una falta pegada al larguero y un gol que despertó la ilusión. Como en Albacete fue Dani Abalo el asistente de cámara. El arousano ganó la banda y sacó el centro para que el lucense con un golpeo marca de la casa batiese a su paisano Rubén. A falta de ocasiones de Cellerino y Papadopoulos -la sorpresa esperada en el once en detrimento de Aspas- el de Rábade siguió aumentando su cuenta.

El tanto cambió el intercambio de golpes y la batalla táctica por un duelo disputado a velocidad de vértigo en donde el Celta sacó más casta que nunca, la única manera de compensar la calidad de un Cartagena que tenía el balón y llegaba al área céltica por el centro, pero incapaz de igualar la batalla en el cuerpo a cuerpo y desprevenido en las estampidas celestes.

Trashorras siguió con su recital tras el receso. Un tiro lejano y un servicio de gol que Cellerino y Papadopoulos no culminaron volvieron a meter el medio en el cuerpo a un Cartagena que ya había recurrido a la experiencia de Víctor para hacer daño a un Celta que salió decidido a mantener el balón como argumento indispensable para el éxito.

Histeria con los cambios

Todo marchaba viento en popa hasta que Eusebio decidió mover el árbol con dos cambios, lo que provocó en un suspiro que el equipo quedase roto y demasiado estirado y en medio de la locura el Cartagena adelantó líneas en busca de recompensa.

En la recta final al Celta le faltó orden, un poco de oxígeno y cambios con criterio, pero le sobró pundonor y siempre que fue posible recurrió a Trashorras para darle una pausa a un duelo más emotivo que estético.

El Celta tuvo la sentencia en una contra a falta de cinco minutos, pero Botelho no vio a Aspas y Danilo se encontró con el guardameta con toda la portería esperándole.

No hubo que lamentar semejante gesto de magnanimidad, porque Toché y compañía fueron incapaces de generar una sola ocasión de peligro en todo el segundo tiempo. Solo un par de balones colgados. Pan comido para el debutante Yoel, que mantiene su buena estrella.

El triunfo además de reconfortante resulta otro paso más de cara a la permanencia. Una meta cada vez más cercana. Máxime si el equipo mantiene esta tensión y Trashorras prolonga su increíble momento. El sábado, Vallecas, próxima estación.