Aniversario del semáforo

VIGO

26 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Estamos de aniversario. Hace medio siglo que se instaló en Vigo el primer semáforo. Fue en el cruce de Colón con Policarpo Sanz, el de «los cuatro bancos». La novedad entusiasmó a los afortunados vigueses que tenían coche. Los Ford, los Chrysler, los Packard y algún Cadillac se pasaban el día en el cruce, arriba y abajo, para estrenar el artilugio. Para no ser menos, el pueblo llano se arremolinaba en García Barbón contemplando el espectáculo. Ya no circulaba el Rolls Royce de Juanito del Río, pero de cuando en cuando atravesaba la calle algún Haiga, en la edad de oro de la sardinocracia.

Nadie, sin embargo, va a festejar el cincuentenario del semáforo. Es más, pasada la novedad, el artefacto fue perdiendo popularidad hasta convertirse en algo más odiado que querido. Hoy, una media de dos conductores vigueses son multados cada día por saltarse un disco en rojo. Las sanciones reportan al Concello poco más de 60.000 euros al año, que no es mucho, pero dan para pagar, por ejemplo, el sueldo del alcalde.

Lejos de estar agradecidos a estos infractores, nuestros munícipes quieren sumar a otros a la causa. Para ello, Tráfico estudia instalar radares en los semáforos de la ciudad. Con lo que la recaudación podría dar incluso para pagar la nómina de algún concejal más.

Vivimos un tiempo de revolución para los semáforos. Al proyecto del radar, hay que sumar el plan que, en el último año, sustituye las bombillas por lámparas led. Con ello, se pretenden ahorrar otros 150.000 euros, que sigue sin ser demasiado, pero darían para el sueldo de otros cuatro ediles más.

En esta política semafórica, falta incorporar la idea que ya está implantada en A Coruña desde hace un año. Se trata de los semáforos «no sexistas». Consiste el invento en sustituir las «machistas» señales para peatones masculinas por otras femeninas. Para lograrlo, se ha cambiado el dibujo del muñequito que, ahora, en lugar de pantalón, lleva falda.

La medida coruñesa ha sido muy aplaudida, como era de esperar. Así que ya estamos esperando en Vigo esos semáforos «no sexistas», que sin duda gozarán de buenas ayudas europeas, sea de los fondos Feder, Alpha III, Invest IV o Interreg II. Malo será que, a lo tonto, no le saquemos a este proyecto otros 120.000 euros, que sigue sin ser mucho, pero da para otros cuatro sueldos concejalinos.

Puede que el cincuentenario del semáforo en Vigo esté pasando inadvertido. Pero no hay que negar que se hacen cosas. Entre nuevas bombillas, radares, multas y muñequitos «no sexistas», tenemos ya claro para qué sirven en Vigo los semáforos. Por de pronto, con lo recaudado, para pagarle el sueldo a media Corporación. Vistos de esta forma, más que saltárselos, lo que apetece es empotrarse contra ellos.