Los dueños de barcos tradicionales exigen a la Xunta una legislación específica

VIGO

31 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Si, por una casualidad, hoy en día existiese un galeón transoceánico, como los que se encuentran hundidos en el estrecho de Rande, para la Administración sería igual que un yate de poliéster, y estaría sometido a la misma normativa. El ejemplo es clarificador para entender el malestar existente entre los propietarios de barcos tradicionales de toda Galicia.

Las traineras, dornas, gamelas, racús o los botes polbeiros pagan impuestos de lujo; cuando amarran en un puerto tienen las mismas tarifas que se le aplican a los yates o motoras; y están sometidas a las mismas normas de seguridad que rigen para cualquier otra embarcación. «Todo esto ocurre porque no existe una catalogación específica que las distinga como embarcaciones tradicionales», explica Víctor Fernández, vicepresidente de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial.

Y no es lo mismo. Los miembros de las 41 asociaciones de barcos tradicionales que existen en Galicia realizan una labor fundamental, y única, para salvaguardar el patrimonio marítimo. Estas personas, compran embarcaciones ruinosas y las rehabilitan siguiendo el procedimiento tradicional. O, cuando ya no existen algún tipo de embarcación, investigan sus estructuras originales para realizar réplicas exactas. Esta labor permite que Galicia conserve muchos de sus barcos del pasado, pero ni con esas se libran estos apasionados del mar de las trabas de la administración. «Si yo pretendo construir una gamela según el método tradicional, estoy obligado a pagar un dinero porque tiene que ser visado el proyecto por el Colegio Oficial de Ingenieros Navales, cuando el que realmente sabe de este tipo de barcos es el carpintero de ribera, por eso pedimos que estos barcos de contrastada navegación no deberían de pasar este trámite», manifiesta este propietario de un bote típico de la ría de Vigo.

Ayudas a la rehabilitación

La labor de recuperación y vigilancia del patrimonio gallego supone un gran desembolso. «Hace años, existían unas subvenciones de la Consellería de Pesca, pero en la actualidad, solo las diputaciones aportan ayudas a la rehabilitación», añade Víctor Fernández.

La solución pasa por una catalogación específica que permita distinguir a estas embarcaciones ante las diferentes administraciones. «Debido a la normativa de seguridad vigente, que obliga a todos los barcos a tener compartimentos estancos, muchos estamos navegando de forma ilegal porque no podemos ni siquiera foliar los barcos; y no es lógico que, por ejemplo, una gamela de A Guarda, que nunca se hunde, deba llevar esa estructura», afirma el vicepresidente de la federación gallega.

La Consellería de Cultura tiene, desde hace un año, un informe realizado por la federación describiendo esta situación y reclamando su corrección. De momento, el Hidria II , el único vapor en activo de toda España, ha sido puesto en venta por sus propietarios, hartos de empujar hacia un muro inamovible. Es un caso paradigmático, pero no único. Si en el futuro, una asociación extranjera lo compra, alguien debería dar explicaciones.