Los hermanos David y José Muñoz pegaron el pelotazo en 1999 con La raja de tu falda , y desde entonces su rumba-rock les ha mantenido en la nube del éxito. Prueba de ello son los 200.000 discos que han despachado de su quinto álbum ( Allenrok ) en cuatro meses. El viernes actúan en el Coliseo de A Coruña y el sábado en el recinto ferial de Vigo tras haber pasado en días pasados por ciudades como Bilbao, Barcelona o Murcia. Lo cuenta David Muñoz.
-A principios de año me contaron en la presentación del disco que solo iban a tocar los viernes y los sábados para que la calidad de los conciertos no sufriese altibajos.
-Lo estamos cumpliendo. Se llega mucho más fresco al escenario y disfrutamos más del ambiente de la gira. Lo hacemos con el objetivo de que a partir del concierto número 40 no acabes harto de cantar. Eso no va ocurrir en esta gira.
-¿Cuántos conciertos tiene esta gira y cuántos tuvo la gira más larga que han hecho?
-Pues esta tiene 45 recitales y la última que hicimos, hace dos años, 80. En el año 2000 llegamos a tocar 150 conciertos, pero eso era en una época en la que no pensábamos mucho.
-¿Qué se va encontrar el público gallego en los dos conciertos de Estopa? ¿Cuánto tiempo tocan? ¿Interpretan muchos temas del disco nuevo, «Allenrok», o apuestan solo por los éxitos antiguos?
-Tocamos dos horas y el disco nuevo lo interpretamos entero. Tenemos una norma no escrita de bautizar en directo todas las canciones que grabamos. Otros años siempre quitamos alguna según el concierto, pero esta vez hemos visto que todas las del disco nuevo funcionan.
-¿Han resuelto el robo de la grabación de «Allenrok», que supuso que se realizasen más de doscientas mil descargas del álbum desde Internet antes de que fuese editado?
-No hubo manera de atajar eso, porque alguna gente se compra el disco igualmente, pero nunca sabremos si en vez de 200.000 copias habríamos vendido 300.000 si no se hubiese producido el robo. Evidentemente nos ha perjudicado.
-¿Y se encontró a la persona que robó la grabación de la compañía?
-Pasa lo mismo que cuando estás con otra persona en un ascensor y hueles un pestillo. Piensas: si yo no he sido, ha sido el otro. De todas maneras no se sabe quién, pero fue alguien de la compañía de discos.