Nunca persiguió la gloria, pero tampoco borrará de su memoria el día que descubrió hace casi veintidós años los dos únicos cañones de bronce que se encontraron en Galicia del siglo XVI, según los expertos. Además el mérito del hallazgo por parte de Pedro Novalbos Garrido (69 años) es mucho más loable que el de los nuevos cazatesoros provistos de buques de alta tecnología y prestos para el expolio. Lo suyo fue a pulmón libre y cuando practicaba su deporte favorito: la pesca submarina. -¿Sigue practicándola? -No. Tuve que dejarla hace dos años por prescripción médica, aunque sigo pescando, pero con una caña. A la pesca submarina me dediqué durante casi medio siglo desde que tenía veinte años. El mar es mi gran pasión. En algunas ocasiones también hice buceo. -¿Dónde solía pescar? -Desde Baiona hasta A Guarda. Y por la zona de Corrubedo. -¿Qué piezas conseguía? -En aquella época era fácil sumergirse en el agua y salir a flote con unos buenos sargos porque la pesca era abundante. -¿Cómo descubrió los cañones? -Fue en la costa de Oia, concretamente en Cabo Silleiro, y de casualidad. Descubrí un cañón que estaba a unos ocho metros de profundidad incrustado en unas rocas. -¿Y qué hizo? -Dar cuenta de ello a la Xunta, como consta en un certificado de la Consellería de Cultura e Ben Estar Social, en el que figura mi nombre como el del descubridor y con fecha del 10 de septiembre del 1986. -¿Cuándo consiguieron el pecio? -Casi un año después y cuando la mar lo permitía porque esa zona es muy batida por las olas. Al extraerlo, descubrí otro cañón más, junto con tres cargadores. Habíamos alquilado un barco en Baiona y también participaron unos arqueólogos de la Xunta, que corrió con los gastos. -¿A dónde fueron a parar? -Al Museo de Pontevedra y en concepto de depósito. Pero nunca llegaron a ser expuestos y, aunque se encuentran en buen estado de conservación, permanecen embalados en el almacén, como si se tratase de un paquete cualquiera. -¿Cuál es su deseo? -Espero que antes de morirme pueda ver los dos cañones que descubrí en Cabo Silleiro en el Museo del Mar y, si no es mucho pedir, con una placa alusiva al hallazgo. -¿A qué se debe esa situación? -Se lo achaco a un problema burocrático porque no concibo que estas piezas históricas no se encuentren a disposición del público. -¿Conoce sus características? -Se trata de dos cañones del siglo XVI. Es conocida como culebrina. Mide poco más de metro y medio y pesa unos 150 kilogramos. Se cargaba de pólvora como si fuese un cartucho (lleva un hueco para el cargador) y se le introducía una bola (una piedra recubierta de plomo). Bastaba con encender una mecha para que la expulsara. Podrían ser de un barco pirata porque no tienen marca alguna y se utilizaban para el abordaje por su pequeño alcance.