«Los rumanos no quieren saber nada del mito de Drácula»

VIGO

El profesor Mihai Jacob habló en Vigo sobre la imagen del personaje en su país

07 may 2008 . Actualizado a las 11:24 h.

Al igual que a los vecinos del Casco Vello no les gusta que se difunda por el mundo la imagen de lo peor que tienen en su barrio, a los rumanos no les agrada que les identifiquen con la patria de Drácula. De esta premisa parte Mihai Iacob, profesor de Literatura Española en la Universidad de Bucarest, que ayer ofreció en la Universidade de Vigo la conferencia Reconstruyendo a Drácula . En la ponencia organizada por el Grupo de Investigación Tradución & Paratradución, el estudioso presentó el mito visto desde donde no solemos verlo, es decir, desde el rechazo a la imagen que de él y la parafernalia construida a su alrededor tienen los ciudadanos que comparten la misma nacionalidad que el vampiro de dientes afilados que nunca se iría de vacaciones a Estaca de Bares.

Mihai Iacob (Deva, 1968), residió en Santiago, donde dio clases durante dos años como profesor visitante. Su interés por Drácula en relación con Rumanía le llevó a iniciar un estudio del personaje desde sus orígenes a la transformación actual en un estereotipo.

Iacob es consciente de la inutilidad de esta empresa que ocupa a muchos de sus compatriotas: «Desmitificarlo no me parece una empresa viable por mucho que me esfuerce yo en distinguir al vampiro de cualquier figura de la cultura rumana. Por eso ni me lo propongo».

Según explica el profesor, en Rumanía no es que se tenga una percepción diferente de Drácula, es que no se tiene mucha: «No es un mito rumano, es un mito inventado en occidente y nosotros lo único que hacemos es intentar adaptarnos a la imagen tópica que tienen de nosotros. Al principio la reacción fue el rechazo y ahora tratan de sacarle algún partido comercial, pero de una forma bastante pobre».

Iacob asegura que hay poca cultura draculina: «la gente no sabe quién es este señor. No han leído la novela de Bram Stoker, no han visto las películas e incluso en los souvenirs que se venden en mi país se aprecia que la imagen es muy distinta de la convencional y en cambio es muy parecida a la del príncipe Vlad El Empalador, un personaje renacentista que estuvo en el inicio del mito, que no chupaba la sangre. Era un tirano muy cruel pero no más que otros de su época».

La novela se tradujo en 1990

El especialista argumenta la escasez de conocimiento interior sobre el personaje más famoso de Rumanía a dos factores: a la visión negativa que ofrece del país, y a que durante la época comunista se prohibió tajantemente cualquier difusión del mito. «La novela de Bram Stoker, de 1897, se tradujo al rumano en 1990». El especialista se lamenta de que la imagen gótica, fantástica y terrorífica de la Rumanía de finales del siglo XIX no ha cambiado mucho, cuando, según asegura, dista mucho de la realidad actual: «Se sigue asociando a la agresividad, la violencia, los ladrones, la sangre... y eso que ahora estamos en un proceso de cambio, es un país que se está levantando, es bastante caótico, pero algo mejoramos», apunta. El profesor recuerda que ni siquiera los enemigos de Vlad Draculea, que difundieron panfletos por toda Europa dando detalles sobre su extrema crueldad, mencionaron que fuese un vampiro. «Eso lo dijo Stoker en el siglo XIX, cuatro siglos después».

Souvenirs horteras

El experto cuenta que sigue habiendo muchos prejuicios, «la gente se esfuerza en distinguir siempre la figura de Vlad de la del Conde Drácula y es una tontería, es perder el tiempo en una tarea inútil en vez de intentar introducir en el mercado productos rumanos bajo este lema, haciendo incluso de Drácula un producto cultural más complejo y más matizado», opina añadiendo que hay «souvenirs horteras, un castillo de Drácula en Transilvania siempre abarrotado de turistas, pero creo que no le sacamos todo el partido que podríamos».