Los Alatriste vigueses

VIGO

A finales del siglo XVII, el Tercio de Valladares, compuesto por vigueses, combatió durante 40 años en las guerras de Flandes

28 abr 2008 . Actualizado a las 11:46 h.

Cuando el sol ya se ponía en el imperio bicéfalo, y las cosas se ponían más feas para España en Europa, un millar de vigueses, a las ordenes de Fernando Valladares y Sarmiento, marqués de Valladares, conformaron el Tercio de Valladares para hacer frente a los ataques que la frontera gallega sufría desde el vecino Portugal. Después, recorrerían media Europa en una serie de guerras, perdidas ya de antemano. A ellos les tocó sufrir una de las peores páginas de la política exterior española.

El Tercio de infantería de Valladares fue creado en 1643, tras la insurrección de Portugal, tal como explica José de Santiago en su libro Historia de Vigo . Su nucleo era la guarnición de la entonces villa, completándose hasta los mil hombres con habitantes de los alrededores. La guerra con Portugal se reactivó en 1657. Hasta 1668, año en el que Portugal adquiere su independencia y concluye la guerra, el Tercio de Valladares se batirá a ambos lados del río Miño, con mejor o peor fortuna, pero siempre valerosamente.

Las hazañas bélicas más significativas de las diez compañías viguesas se produjeron en la toma de Monzón y Salvaterra, en 1659, mientras que el día negro llegó el 22 de enero de 1664 en Monterrei. En la localidad ourensana, fueron cercadas por el ejército portugués dos compañía de mosqueteros, muriendo en la acción doscientos vigueses. El descalabro fue tal que el tercio se retiró a Vigo y ya no participó en más combates durante esta contienda.

Rumbo a Ostende

Tras la firma del Tratado de Lisboa, en 1668, en el que España reconocía la independencia portuguesa, Fernando de Valladares deja su cargo de Mestre de Campo, y el mando del tercio es asumido por Pedro Aldao, hidalgo de Taboexa, quien será el encargado de llevar a su tropa a una nueva guerra, esta vez en Flandes. El 15 de mayo de 1668, embarca en Vigo el Tercio de Valladares con destino a Ostende. Los buques de la Armada San Ignacio y San Salvador, y el mercante San Pedro realizan el viaje. El primer destino de las tropas viguesas fue guarnecer Ostende y Brujas, hasta que en 1674 se incorporan al ejercito de la coalición hispano-holandesa. La coyuntura política del momento está marcada por la guerra que enfrenta a Francia e Inglaterra con España, Holanda y el Sacro Imperio Germánico, o lo que quedaba de él.

Las picas viguesas se estrenaron en la batalla de Seneff, en 1674, donde murieron más de veinticinco mil contendientes, y que se saldó con un resultado incierto. Durante esta guerra, falleció Pedro Aldao, siendo sustituido al mando por el Marqués de Bedmar. En esta campaña, el Tercio de Valladares asumió la tropa de otro tercio gallego, el de Sarmiento, creado en 1643 por Gabriel Sarmiento de Soutomaior.

Frente al Rey Sol

La Paz de Nimega (1678) puso fin a la guerra, perdiendo España otro rincón de su imperio, el Franco-Condado, que pasó a Francia. El país galo, entonces regido por Luis XIV, el Rey Sol, era la potencia europea hegemónica, y sus intereses expansionistas se fijaban en su frontera norte, limítrofe con el Flandes español. Y por allí le llegaron los tiros a los vigueses a partir de 1684. El propio Luis XIV, al mando de un poderoso ejército, atacó Bruselas, que era defendida por el Tercio de Valladares, ahora mandado por el Marqués de Villadarías. Cuentan las crónicas que la defensa fue heroica y, cuando cayó la plaza, a los soldados vigueses se le rindieron honores militares, permitiéndoles salir de Bruselas con sus armas y banderas. La Guerra de los Nueve Años duró hasta 1697, tiempo en el que el Tercio de Valladares participó en varias batallas (Valcourt, Sambre, Charleroi y Namur), casi siempre situándose en el lado perdedor, aunque manteniendo un papel heroico. Tras mantener a raya, durante casi tres meses, al propio Luis XIV en Namur, los franceses le impusieron a los vigueses, como condición para la capitulación, que no volviesen a portar armas durante la campaña. La revancha la obtuvo el Tercio de Valladares, en 1696, cuando protagonizan la recuperación de Namur, propiciando la Paz de Ryswick, que puso fin a esta guerra.

En 1697, el tercio está agotado, quedando muy pocos vigueses en sus filas, hasta el punto de que pierde su nombre. Los supervivientes aun pelearán en varias batallas más en la guerra del Palatinado y regresarán a España en 1710. Lo hacen andando hasta Pamplona, para incorporarse al sitio de Barcelona en 1714. Al año siguiente, Felipe V reorganiza el ejército y hace desaparecer los antiguos tercios de infantería, que pasarán a convertirse en regimientos.