Pérez Lorente dio nombre al embalse

Gerardo González Martín

VIGO

Ingeniero militar, fue el alcalde de las infraestructuras en los años cincuenta

16 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Allá por el último día de octubre de 1960, en uno de aquellos plenos municipales sin público, algo habitual hasta que llegó Portanet con su peculiar estilo de hacer política, se impuso al tradicional embalse de Zamáns el nombre del ex alcalde Pérez Lorente. Se trataba de recordar al regidor que había hecho grandes esfuerzos para garantizar a la ciudad el suministro de agua necesario. La propuesta partió de donde parecía natural, del Servicio Municipalizado de Aguas, donde mejor se conocía el trabajo de aquel alcalde, y el pleno hizo suya la propuesta para, siguiendo el trámite oportuno, no sólo imponer el nombre al embalse, sino también homenajear a su nuevo titular.

Nombres

Curioso lo que pasa en esta ciudad con los nombres institucionales, lo que me ha llevado a hacer patente más de una queja. Tenemos el caso de Ifevi, cuyo pabellón fue nominado en su día con el nombre de José Nogueira Dalmás, que tanto luchó por conseguir la primera edición de la Feria Internacional de la Pesca. Apenas se ha empleado. No menos curioso es lo de la Escuela de Artes y Oficios, que todavía muchos llaman Universidad Popular, cuando hace tiempo que perdió ese nombre, a partir de la última reunión del patronato, para recuperar el suyo de siempre. O el parque y pazo de la marquesa, que se llama comúnmente por el topónimo de Castrelos, olvidando su nombre oficial, en honra en este caso de Quiñones de León, quien hizo una muy especial cesión de aquella propiedad al pueblo de Vigo.

Volviendo al asunto central, poco antes de octubre de 1960, mediado agosto de aquel mes, Tomás Pérez Lorente había dimitido como alcalde, al ser nombrado consejero de la Empresa Nacional Santa Bárbara, S.A., con residencia en Madrid. Un militar sustituía a otro al frente del Ayuntamiento, dado que pasaría a desempeñar el cargo Salvador de Ponte y Conde de la Peña.

Tomás Pérez Lorente era ingeniero industrial militar y dos años después del episodio que hemos referido, sus sucesores en la corporación se ocupaban de una distinción más importante que imponer su nombre a un embalse. Se tramitaron sendas medallas de oro para él y para el obispo de la diócesis, fray José López Ortiz, un fraile muy culto, tanto o más que antipático y altanero en apariencia.

Artillero

Pérez Lorente, hijo de otro jefe militar, Tomás Pérez Griñón, que en Vigo se ocupó de la docencia, por ejemplo en la Escuela Superior de Industrias, así como de la dirección de la Escuela de Artes y Oficios. No obstante, en este campo desempeñó labores de más entidad, y llegó a ser no sólo profesor sino incluso director de la Academia de Artillería de Segovia.

Aquel alcalde que evocamos nació en el desaparecido Hotel Continental, cuando éste acogía al tiempo un bloque de viviendas. Curiosa circunstancia la de uno de uno de sus siete hijos, el arquitecto Tomás Pérez-Lorente Quirós, que profesionalmente se encargó de derribar dos casas relacionadas con su padre: el hotel en el que nació y la casa de Peniche en la que murió.

Artillero, nuestro personaje había abandonado la milicia con la ley Azaña. Tenía dos medallas militares y también se le habían otorgado tres cruces del Mérito Militar, según todos los indicios por su participación en la guerra de África. En la guerra civil no tomó las armas, dado que ejerció como delegado del Estado para la compra y distribución de chatarra en Valladolid.

Deudos de Pérez Lorente lamentan que desapareciera la calle a su nombre que existía en la zona de Balaídos, y sus admiradores no dejan de poner de manifiesto el gran trabajo que hizo, cierto por otra parte, en materia de infraestructuras. Emparentó con una familia local conocida al contraer matrimonio con Marina Quirós.

Llegó a la alcaldía desde la presidencia de la Cámara de Comercio y en el Ayuntamiento fue regidor de muy largo mandato, desde 1949 hasta 1960, poco menos que Manuel Soto. Es de los alcaldes de hace mucho tiempo mejor recordados por los vigueses.