Donación con publicidad del inmueble de Artes y Oficios

Gerardo González Martín

VIGO

García Barbón quiso transparencia y que el pueblo fuera informado de sus obsequios de edificios a la ciudad de Vigo

12 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

En alguna ocasión ya hemos comentado el curioso caso que se da con el prócer García Barbón en los servicios funerarios municipales. A su muerte por derrame cerebral, a principios de marzo de 1909, se le anotó como a todos en los libros del cementerio de Pereiró. Pero se estableció con él una diferencia, y es que el amanuense antepuso en su caso, al nombre del verinense, el tratamiento de don. Por mucho que hemos revisado en libros y más libros de la misma necrópolis no hemos visto en ningún otro enterramiento tal consideración.

Claro que no todos los vigueses tienen el mismo afecto y respeto por la figura del que fue generoso donante con nuestra ciudad. En más de una ocasión, algunos ciudadanos de cuya rectitud no dudo, han puesto de manifiesto, lamentándolo, que nunca o rarísima vez se evoca a José García Barbón en su plenitud. Es decir, en su opinión, sin ignorar que se dedicó a transportar esclavos negros. Parece que tal mancha en su trayectoria vital puede resultar inexcusable en un amplio, profundo estudio sobre la vida y obra del de Verín, pero quizá no en cualquier otra evocación de menor profundidad. En mucho más significativa, sin duda, su actitud desprendida, generosísima, con lo que es el actual complejo de la Escuela Municipal de Artes y Oficios o Universidad Popular, nombre éste último que debería ser desterrado de una vez por todas, dado que en su día el patronato, cuando terminaba el mandato de la corporación municipal de 1999-2002, acordó su eliminación.

Es sabido que García Barbón donó el inmueble para acoger a una Escuela preexistente. El establecimiento docente tenía por entonces una docena de años de vida, en un edificio de la calle del Circo, lo que es actualmente la rúa de Eduardo Iglesias, cuando se concedió la licencia de construcción pedida por el filántropo. Lo comprobamos en el libro de plenos, y con ello desmentimos la especie, tantas veces extendida, de que García Barbón empezó a construir sin especificar el destino del edificio. En el libro de plenos en el que se transcribe la sesión de 12 de enero de 1898, se recoge la aprobación del dictamen de la comisión de obras «para construir un edificio en en ángulo de las calles Duque de la Victoria y Hospital para Escuela de Artes y Oficios». La primera de las rúas es la actual García Barbón, nombre que se le impondría a la muerte del prócer, como ya hemos dicho en 1909.

Por si fuera poco lo ya recogido, en el mismo libro de plenos se insiste en el destino del inmueble, que en consecuencia no se ignoraba en aquel momento, como se ha dicho muchas veces. La licencia se adjudicó por la corporación, siempre según el acta correspondiente, «exenta del arbitrio municipal establecido sobre construcciones por tratarse de un edificio dedicado a prestar el importante servicio de instrucción popular».

Es conocido, aunque menos que el episodio de Artes y Oficios, que tiempo después se concedió a Vigo una Escuela Superior de Artes e Industrias o de Industrias, que se llamó de los dos modos. Siempre he considerado este establecimiento como el germen de la Universidad viguesa, dado que a partir de la época de entresiglos impartía los títulos de peritaje, razón del antiguo prestigio de estos estudios en Vigo, y otorgaba también los de aparejadores. Pues bien, resultó que no había local para este centro y García Barbón, una vez más, acudió a ayudar a los vigueses. El domingo 16 de octubre de 1904 se inauguraba el edificio y un par de semanas más tarde, José García Barbón se dirigía por escrito a los responsables municipales y del centro, enviándoles copia de las escrituras de donación y reclamaba que de éstas, «se haga una numerosa tirada, con objeto de que todo el pueblo pueda conocer los fines y condiciones de la donación». Esto explicaría que cuando se establece cualquier debate sobre estos establecimientos comerciales, muchos vigueses, porque conservan copia de aquellos documentos, debaten las condiciones en que se hicieron las donaciones.