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La Mirilla El Instituto de Estudios Vigueses publica la edición facsímil de sendos libros de Pepe Cao, en los que refleja el pálpito de la ciudad a través de la mirada de los amigos

13 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

La definición la he tomado prestada de Gerardo González Martín quien, en una de las muchas veces que trasladó al papel aspectos de la vida y la obra de Pepe Cao, reconocía que «tocó con dignidad todos los instrumentos». Un somero repaso a su biografía confirma tal afirmación. Y es que Cao, que vivió a caballo entre el XIX y el XX, fue periodista, impresor, profesor, librero concejal, fotógrafo, dibujante, directivo de sociedades culturales y recreativas, deportista... y, sobre todo, gran cultivador de amistades. Fue precisamente ese cultivo el que propició la publicación de algunos libros, hoy históricos, que recogen el latir del Vigo de hace ocho décadas. El Instituto de Estudios Vigueses, dentro de su política de recuperación de textos históricos de la ciudad, ha publicado sendas ediciones facsímiles de dos de dichos libros, Catálogo de Vigo y Vigo en 1927 , que esta tarde (18.30 horas) presentará en sociedad en el Marco. Sabiduría La de Pepe Cao consistió en plasmar la huella de lo que fue el Vigo de su tiempo y lo que podría llegar a ser desde la perspectiva de múltiples miradas, todas de amigos que, con el paso de los años, marcaron su impronta en la ciudad. Incluído el callejero. Como por ejemplo Manuel Olivié, quien define Vigo como un himno al trabajo o una ciudad de 50.000 almas «que ni capital de provincia es siquiera». Y que ya vaticinaba que la ría sería la base de su futura grandeza. Avelino Rodríguez Elías por su parte, se encargó de plasmar los movimientos de población. 53.614 eran los habitantes en 1920, cuarenta mil más que en 1877. Jaime Solá se inspiró en una conferencia de José Palacios para confirmar que era inaplazable que Vigo tuviese playa. «Porque Vigo no tiene playa. Hace 30 años pudo pensarse en la de Coya, pero la invadieron las conserveras. Hace 10 en la de Alcabre, pero la cercaron las fábricas. Hoy sólo cabe pensar en Samil». Pero el libro que mejor refleja que nadie era capaz de negar una colaboración a Pepe Cao es Vigo en 1927 , una especie de anuario, de lo que dieron de sí aquellos 365 días. Eijo Garay, Portela Valladares, Tomás Mirambell, Eduardo Cabello o Valentín Paz Andrade, son algunas de las personalidades que firman artículos. Fue aquel un año de cambio de gobierno municipal (18 de enero), con Mauro Alonso Giménez-Cuenca al frente. En febrero moría Enrique Curbera y en abril el Conde de Torre Cedeira. Ese mismo mes (día 25) se inauguró ?el teatro García Barbón. Fue también el año en que visitó la ciudad el rey Alfonso XIII, en el que se rindió homenaje a Ramón Cabanillas, se confirmó que Vigo era el primer puerto pesquero de España («se han sacado del mar en un año 25.345.101 pesetas») y en el que la isla de Toralla presentaba un aspecto cuasivirgen. El deporte ocupa un lugar destacado en cualquier anuario que se precie, y el de Pepe Cao no fue una excepción. Con foto y todo aparece el equipo del Celta de aquella temporada, que entrenaba Mr. Lowan y capitaneaba Polo. Cárdenas, Pasaráin (internacional), Reigosa, Cabezo, Vega, Hermida, Nicha, Guevara, Eguía, Lilo, Morilla y Lecuve, completaban la alineación. En definitiva, se impone no perderse estas joyas sobre el pasado reciente, en las que no falta el apartado publicidad. Los muchos anuncios que aparecen en los libros nos ponen al corriente de modas, modos y precios. ¡Y qué precios! Baste decir que el capital social del Banco de Vigo era de cinco redondos millones de pesetas, o que la pensión completa en el lujoso Hotel Moderno (que ofrecía conciertos durante las comidas) en el era de 15 pesetas. «El conocimiento de la historia es fundamnetal para afianzar las señas de identidad de una ciudad», afirma López Peña en una de las introduccones. Y añade: «La reedición tiene que servir para rendir homenaje a una generación de vigueses, gracias a los cuales somos hoy lo que somos»P. Pues eso.