OPINIÓN
22 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.DESPUÉS de años florecientes en el siglo pasado, en donde acaparó todas las miradas, Vigo, debe y quiere volver a ser el espejo en el que cualquier ciudad moderna desee mirarse. La bella capital socioeconómica del sur de Galicia tiene que entender que es el momento de trabajar para volver al lugar del que nunca debió salir. Si en los últimos años sí es cierto que se transformó y se convirtió en una urbe moderna, que se ha logrado con el espíritu y el valor de todos sus ciudadanos, sin autocomplacencia. Pero no hay que dormirse. Vigo, bella y con el impulso de todos, debe estar despierta y en el lugar que le corresponde. Pero para ello, hay que tener las ideas claras, saber lo que buscas con vigor e innovación y, por encima de todo, visión, siendo realistas y no asentándose nunca en la indiferencia. Vigo, es y debe seguir siendo una parte muy importante del ADN de Galicia y, en algunos aspectos económicos, de España. En relación al Estado tenemos que romper el ser periféricos. Por razones geográficas, históricas, económicas y culturales tenemos que aprovechar el tener a Portugal próximo ya que compartimos muchos aspectos. Nos necesitamos mutuamente y estamos condenados a entendernos aunque sólo sea por intereses económicos. Por ello, debemos reivindicar nuestra posición estratégica y reclamar nuestras necesidades todos a una. Debemos apreciar lo que tenemos y estar contentos por ello, pero teniendo en cuenta que necesitamos aprovechar el 2005 sin arrebatos y contando con nuestro gran punto fuerte: el pluralismo.